En plena noche, con la única luz de una linterna, un pastor ha documentado una escena tan desgarradora como habitual para quienes conviven con la fauna salvaje en zonas de alta montaña. El vídeo, difundido en redes sociales, muestra el momento exacto en que un oso irrumpe en su rebaño y se enfrenta a los perros que tratan de proteger a las ovejas.

En la grabación se escuchan los ladridos desesperados de los canes, que rodean al oso para impedirle alcanzar a su objetivo. La tensión se palpa mientras el hombre grita para ahuyentar al animal, iluminando la escena como puede. Entre las ovejas se distingue también la figura de un burro, otra medida disuasoria empleada habitualmente por los pastores frente a lobos y osos. Pero esta vez, la contundencia del depredador supera cualquier defensa.

Un ataque salvaje en plena oscuridad

Pese a los esfuerzos de los perros, el oso consigue atrapar a una de las ovejas con sus poderosas mandíbulas y trata de arrastrarla lejos del rebaño. Sin embargo, la presión constante de los canes hace que suelte a la presa. En ese momento, el depredador cambia de objetivo y se lanza contra uno de los perros, mordiéndolo brutalmente por el lomo. La grabación se corta justo en ese instante, dejando en el aire el desenlace.

Las imágenes, que podrían haber sido captadas en Turquía —según apuntan algunos usuarios por la raza de los perros, posiblemente kangal turco—, son un ejemplo claro de las dificultades que enfrentan los pastores para defender a su ganado.

Burros y perros, frente a un enemigo imparable

Aunque hay quienes defienden que los burros podrían ser eficaces alertadores ante la presencia de lobos u osos, en esta ocasión su intervención resulta inútil. Los perros, fieles a su instinto, actúan como última línea de defensa, arriesgando su vida por el ganado. Pero ni siquiera su valentía es suficiente para frenar a un oso adulto hambriento.

Este episodio ha reavivado el debate sobre la convivencia entre ganadería extensiva y grandes carnívoros, y la necesidad de que las administraciones respalden a quienes viven del campo. Sin saber qué ocurrió tras el corte del vídeo, lo que sí queda claro es la dureza de un oficio cada vez más expuesto a los riesgos de la fauna salvaje.

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