Este establecimiento de Kuwait fue cerrado tras pillar a los dueños pegando ojos de plástico al género atrasado.  
5/9/2018 | Redacción JyS

Ojo de plástico pegado en el pescado / Fotografía: www.abc.es
Ojo de plástico pegado en el pescado / ABC

Cuando creías que lo habías visto todo aparecen noticias como ésta. Si el género de tu pescadería está más seco que la mojama ¡no hay problema! Con un truco infantil de «copia y pega» este negocio lo soluciona. El establecimiento, en Kuwait, intentaba estafar a los clientes poniendo ojos de plástico a la mercancía simulando ser fresco.
La noticia publicada por el diario árabe Al Bayan detalla que las autoridades del país tomaron la decisión de cerrar el establecimiento tras comprobar el estado real de los productos ofertados y el fraude que se estaba llevando a cabo. Lo que no llega a quedar claro es cómo los clientes no dieron la voz de alarma antes.
El escritor y empresario Mohamed El Dahshan denunció en su cuenta de Twitter las fotos donde se apreciaba la chapuza con la que la pescadería engañaba a sus clientes. Aparte de estar mal pegados, había algunas piezas que tenían los ojos de plástico caídos.

Varios usuarios de Twitter bromearon sobre el fraude del pescadero del que, por suerte para él y su reputación, no se ha desvelado el nombre. Elodie Mainze twitteó: «Eso es una práctica comercial grosera y mala, pero no puedo evitar reír al mismo tiempo. ¿De verdad pensaban que la gente no se daría cuenta?».

Operación Catering, fraude alimentario en España

Si pensabas que esto sólo pasa lejos de nuestras fronteras es porque no recuerdas la Operación Catering. La investigación se inició en diciembre de 2015, cuando se tuvo conocimiento de una empresa cárnica de Burgos que estaba cometiendo un posible fraude al vender productos con una composición diferente a la reflejada en el etiquetado. Vamos que vendía «gato por liebre».
El principal ingrediente de sus productos según el etiquetado era la carne de vacuno, sin embargo no llegaba a suponer ni el 25% de lo que se mezclaba para servir hamburguesas o albóndigas. Desde la empresa defendieron que se trató de un «defecto en el etiquetado subsanado» en diciembre de 2015 y que «no» supuso riesgo para la salud pública.
Lamentablemente el principal perjudicado en estos casos es el consumidor, que es estafado de manera más o menos encubierta. El control de los alimentos siempre es mejorable y el camino hasta llegar a lo legal, a juzgar por estas noticias, aún es muy largo.

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