El caso de la sobrepoblación de conejos que sufre buena parte de España no es algo ajeno a otros países. Fuera de nuestras fronteras también están viendo cómo estos animales se reproducen sin control lo que provoca graves daños a la agricultura. Es el caso de Nueva Zelanda, donde los conejos han sido un verdadero calvario tras la introducción de la especie, ya que su población se ha multiplicado rápidamente y ya se considera como plaga.

Los daños que provocan los conejos en cultivos, prados, jardines o parques son tales que las autoridades cifran su coste en más de 40 millones de euros, incluidas las actuaciones realizadas para combatir su sobrepoblación. En los últimos años, nada ha favorecido a los cazadores, que se han visto obligados a abandonar su caza tradicional a raíz de la crisis sanitaria o el aumento del riesgo de incendios.

Mientras tanto, el número de conejos continúa aumentando y las autoridades intentan obtener permiso para propagar el virus de la enfermedad hemorrágica del conejo en las áreas más afectadas como método de control. Es, sin duda, una decisión compleja de tomar para el gobierno de Nueva Zelanda, que ya ha creado una célula de erradicación de conejos y ha contratado a personas a tiempo completo para gestionar las acciones llevadas a cabo.

Así es el virus que pretenden propagar en Nueva Zelanda

Recordamos que la Enfermedad Vírica Hemorrágica (RHD) del conejo es una enfermedad causada por un calicivirus, extremadamente contagiosa y mortal de los conejos domésticos y silvestres. Solo afecta al conejo europeo (Oryctalagus cuniculus). Fue descrita a comienzos de 1984 en la provincia de Jiangsu, en la parte suroriental de China. En los primeros casos descritos, el origen de la enfermedad fue atribuido a un grupo de conejos de raza Angora procedentes de la entonces República Federal de Alemania.

A finales de la década de los 80 aparecieron en España los primeros brotes de la enfermedad, causando un gran descenso en la población de conejos, tanto silvestres como domésticos.

Cataluña ya comenzó a envenenar a los conejos para reducir sus poblaciones

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Conejo. © Shutterstock

Una de las Administraciones españolas que ya ha determinado el uso de ‘veneno’ para atajar el problema de los conejos es Cataluña, algo por lo que -como era lógico- se han activado las alarmas. A través de su departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, la Generalitat ha propuesto comenzar con la aplicación de fósforo de aluminio. La iniciativa busca combatir la sobrepoblación de conejos en Lleida, tal y como ha explicado el propio Govern.

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