La densidad de mosquitos del género Culex, transmisores del virus de la fiebre del Nilo Occidental, se dispara en condiciones de humedad y temperaturas templadas, sobre todo en entornos rurales. Así lo demuestra un reciente estudio del IREC que analiza los factores ambientales que influyen en su proliferación y alerta del alto riesgo que representa 2025 para la expansión del virus.
Lluvias, calor y ungulados: el cóctel perfecto para los mosquitos
El Equipo de Investigación en Ecología de las Enfermedades Vectoriales (EcoVec) del Grupo de Investigación en Sanidad y Biotecnología (SaBio) del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM) ha identificado los factores ambientales que más influyen en la abundancia de mosquitos transmisores del virus de la fiebre del Nilo Occidental (FNO). Las conclusiones, publicadas en la revista Medical and Veterinary Entomology, muestran que la combinación de precipitaciones abundantes, temperaturas suaves y presencia de ungulados aumenta significativamente la densidad de estos vectores.
En concreto, el estudio se ha llevado a cabo en 27 puntos del oeste de Castilla-La Mancha, una de las zonas de mayor riesgo para la FNO en España. Se han identificado como principales vectores del virus dos especies del género Culex: Culex pipiens y Culex theileri, responsables de hasta el 90% de los ejemplares muestreados. El análisis reveló mayores densidades de mosquitos en el medio rural, especialmente en el noreste de Toledo, donde se han registrado varios casos humanos de FNO en los últimos años.

2025: un año crítico para la transmisión del virus
La actividad de estos mosquitos se extiende desde finales de marzo hasta octubre, con un pico de abundancia entre junio y septiembre. Según los investigadores, el invierno y la primavera lluviosos de este año, junto al ascenso progresivo de las temperaturas, configuran un escenario propicio para una mayor circulación del virus.
Aunque la presencia de ungulados puede facilitar el desarrollo de los mosquitos al actuar como hospedadores, el estudio señala que la variable con mayor influencia es la meteorología: lluvias acumuladas en los meses previos y temperaturas templadas permiten una rápida multiplicación de los vectores.
Estas condiciones coinciden con las que ya se habían identificado en estudios anteriores como determinantes del riesgo de brotes de FNO. Cabe recordar que en 2024 se registró la mayor incidencia histórica de la enfermedad en España, con 158 casos humanos y 20 muertes en el suroeste peninsular, lo que representa una letalidad del 13% en casos sintomáticos.
Llamamiento a la prevención en zonas rurales y urbanas
Dado que no existe vacuna ni tratamiento específico para las personas, la prevención sigue siendo la mejor herramienta para evitar la propagación del virus. Los autores del estudio recomiendan vigilar activamente la densidad de mosquitos, sobre todo en explotaciones equinas y zonas urbanas con alta presencia humana, con el fin de implementar medidas de control cuanto antes.
El riesgo de transmisión aumenta con la densidad de mosquitos. Por ello, monitorizar su evolución y aplicar acciones preventivas tempranas resulta fundamental para evitar nuevos brotes. Las autoridades y ciudadanos deben estar especialmente alerta durante los próximos meses, ante un escenario climático que favorece claramente a estos peligrosos vectores.
Puedes consultar la publicación científica de este trabajo de investigación en:
- Casades-Martí, L., Peralbo-Moreno, A., Delacour-Estrella, S., Ruiz-Fons, F. 2025. Environmental determinants of West Nile virus vector abundance at the wildlife-livestock interface. Medical and Veterinary Entomology 39 (1), 200-215.