El amanecer en una playa de Cádiz dejó este jueves una escena fascinante: una gran medusa apareció varada en la arena, sorprendiendo a los primeros paseantes. La imagen, enviada por un lector a la redacción de Jara y Sedal, muestra al animal parcialmente enterrado en la orilla, con un manojo de llaves al lado que ayuda a dimensionar su colosal tamaño.
Con un cuerpo gelatinoso que parece sacado de una película de ciencia ficción y un diámetro que supera holgadamente los 60 centímetros, todo apunta a que se trata de un ejemplar de Rhizostoma pulmo, comúnmente conocida como medusa de barril. Esta especie, una de las más grandes que habita las aguas del Atlántico oriental y el Mediterráneo, puede alcanzar más de 90 centímetros de diámetro y superar los 30 kilos de peso.
Aunque su presencia puede impresionar, no se considera especialmente peligrosa.
Una especie frecuente pero poco vista de gran tamaño
La medusa de barril es relativamente común en las costas españolas durante la primavera y el verano, cuando la temperatura del agua aumenta y las corrientes marinas las acercan a tierra. Sin embargo, ver un ejemplar de este calibre no es habitual. Su picadura, aunque puede causar escozor y leves irritaciones, no es comparable a la de especies más urticantes como la Pelagia noctiluca.

Estos organismos se alimentan principalmente de plancton y pequeñas criaturas marinas, y suelen vivir a cierta profundidad. Su aparición en la orilla puede deberse a corrientes fuertes, mareas vivas o al final de su ciclo vital. En estos casos, el animal puede morir en la arena, donde acaba descomponiéndose rápidamente por su alto contenido en agua.
Qué hacer si encontramos una medusa varada
Desde el Instituto Español de Oceanografía recuerdan que no se debe tocar una medusa aunque parezca inerte, ya que sus células urticantes pueden seguir activas durante horas, incluso días. Lo ideal es avisar a los servicios de limpieza de playas o al 112 si se observa una acumulación anómala de ejemplares.
Además, conviene extremar la precaución si hay niños o mascotas cerca, ya que el contacto con los tentáculos puede provocar reacciones más intensas en pieles sensibles.
Más avistamientos en los últimos años
En los últimos veranos, distintos medios se han hecho eco de apariciones similares en playas andaluzas, especialmente en el litoral de Huelva, Cádiz y Málaga. En 2021, por ejemplo, un ejemplar de casi un metro fue grabado nadando cerca de la playa de El Palmar, y en 2023 otro fue localizado en la costa de Barbate.
Todo indica que estos eventos seguirán ocurriendo de forma esporádica, y aunque pueden sorprender, también ofrecen una oportunidad única de observar de cerca a una criatura marina tan impresionante como inofensiva.