El DOE ha publicado un texto muy diferente al que negoció con el sector cinegético, con numerosas novedades que no han sido negociadas ni consultadas a las partes implicadas. 
20/9/2016 | MESA EXTREMEÑA DE LA CAZA
sandachLa Mesa Extremeña de la Caza considera que el decreto publicado hoy en el Diario Oficial de Extremadura sobre el SANDACH «es una cacicada y una traición al sector cinegético». En este sentido, la Mesa denuncia que el texto no se corresponde con los distintos borradores que se han manejado en los últimos meses, puesto que incluye diversas novedades de última hora que en ningún caso han sido negociadas ni consultadas al sector.
El decreto 149/2016, de 13 de septiembre, por el que se determinan medidas sanitarias de salvaguardia sobre los subproductos animales no destinados al consumo humano (SANDACH), los cadáveres y sus partes, de piezas de caza mayor, al objeto de controlar la tuberculosis bovina en la Comunidad Autónoma de Extremadura es, por lo tanto, un auténtico ‘decretazo’ tramitado con nocturnidad y alevosía.
Además, «se trata de una auténtica tomadura de pelo que haya visto la luz justo al finalizar FECIEX, un evento donde la Junta de Extremadura había mostrado su apoyo al sector y su agradecimiento por el esfuerzo que la caza está haciendo en la lucha contra la tuberculosis», aseguran. Un esfuerzo que ahora se echa por tierra con un decreto que la Mesa de la Caza considera muy lejos de ser viable y respetuoso con todas las partes implicadas. De hecho, en alguno de sus puntos es inaplicable y pone en riesgo la viabilidad de determinadas modalidades de la caza mayor.
Por todo ello, la Mesa exige que la Consejería de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio rectifique de manera urgente el decreto y que el responsable último de este cambio de criterio sea cesado de manera fulminante. Para ello apela a la intervención inmediata del presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, quien hace apenas unos días defendía públicamente la actividad cinegética.
Y es que no parece de recibo que no sólo no se mejore un borrador a través de las alegaciones, sino que ahora parece que toda la negociación llevada a cabo en los últimos meses, todo el trabajo de la tan publicitada Mesa de la Tuberculosis, se ha tirado sin miramientos a una papelera. Hoy da la impresión de que toda la negociación no ha sido más que un paripé para tratar de quedar bien y, sobre todo, de ganar tiempo.
En caso de que no se rectifique el decreto a la mayor brevedad, la Mesa de la Caza iniciará una campaña de información y movilización a las decenas de miles de cazadores de la región.
Hay que recordar que la tuberculosis bovina es una enfermedad que afecta tanto a especies domésticas como a especies silvestres, en algunos casos cinegéticas, ocasionando importantes pérdidas económicas. Conscientes de esta situación, el sector cinegético ha actuado con diligencia responsabilidad, mostrándose en todo momento abierto a buscar soluciones.
Lo único que desde el primer momento se le ha exigido a la Administración es que las medidas se tomaran atendiendo a criterios técnicos y científicos, que fueran viables y que, en la medida de lo posible, causaran el menor impacto a la actividad cinegética y se consensuaran con el sector.
Con el único objetivo de buscar soluciones viables, el sector cinegético ha participado de manera muy activa en el proceso de tramitación de este Decreto. Se han mantenido varias reuniones con responsables de las Consejerías y Direcciones Generales implicadas. Por último, la Mesa de la Caza presentó en tiempo y forma alegaciones al proyecto de Decreto SANDACH.
En aquel momento, cuando se presentaron la alegaciones, a finales de junio, el sector cinegético, en un acto de responsabilidad y de solidaridad asumía nuevas cargas económicas y administrativas.
Las alegaciones que presentó la Mesa de la Caza tenían tres objetivos:
1)   Que los sistemas de eliminación de SANDACH fueran técnicamente viables, ya que de nada sirven si son materialmente imposibles de llevar a cabo.
2)   A pesar de que se asumía que estas medidas iban a suponer un nuevo desembolso económico para el sector, se pretendía que el impacto fuera el mínimo, ya que se corre el riesgo de provocar el cese de la actividad, al no poder afrontar el mantenimiento y viabilidad de los cotos.
3)   Dar garantía jurídica a los cazadores. La redacción de algunos artículos era nefasta y generaba una enorme incertidumbre e inseguridad jurídica, muestra del desconocimiento de quienes lo habían redactado.
Lamentablemente, hoy el DOE ratifica que no se atendido ni una sola de estas alegaciones. No sólo eso, sino que ha aprobado un Decreto en el aparecen limitaciones que no habían sido recogidas previamente en el proyecto.
Así, en el borrador del texto se contemplaba la posibilidad de eliminar los SANDACH de esperas o recechos en cotos sociales mediante enterramiento in situ, algo que se ha eliminado en el texto aprobado definitivamente. Esto significa, que cada vez que un cazador abata un jabalí, o un ciervo, tendrá que trasportarlo a un contenedor y llamar a una empresa para que proceda a la recogida y eliminación de los restos en un establecimiento o planta de transformación autorizada, como máximo al día siguiente de la celebración de la acción cinegética.
Ante esta norma sólo quedan dos opciones: no cumplirla, con lo cual los restos seguirán quedándose en el campo, o renunciar a practicar estas modalidades de caza, lo que conllevará el incremento de las poblaciones de caza mayor.
Hace unos meses la noticia fue que gracias a la aprobación del Plan General de Caza se iba a llevar a cabo un severo control poblacional de ciervo y jabalí, autorizando en el caso de este último esperas preventivas sin cupo durante períodos de 6 meses y multiplicando por tres el número de precintos para rececho en más del 60 % de la superficie regional. Pues bien, este Decreto echa por tierra la anterior medida o, incluso, la convierte en tremendamente dañina.
El sector de la caza había tendido la mano, ha puesto de su parte, ha estado contribuyendo, ha trabajado junto con la Administración en la búsqueda de soluciones, pero la Junta de Extremadura lo ha ignorado completamente. No sólo eso. A día de hoy la Mesa Extremeña de la Caza se siente engañada por el Gobierno regional.
Hace unos días la Junta de Extremadura sacaba pecho afirmado que «ante este problema la Junta no se pone de perfil», y que había destinado 13 millones de euros para luchar contra la enfermedad. Es curioso que al sector cinegético sólo le haya asignado 60.000 euros para contribuir a paliar el coste de la retirada de los SANDACH de la pasada temporada. Es decir, que el problema es de todos, pero de nuevo la solución se descarga en los hombros de los cazadores mientras los fondos van a otros sectores.
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