La 17ª edición de la cena anual de la Park Cities Quail Coalition (PCQC) -asociación dedicada a la conservación de la codorniz en EEUU- tuvo un invitado muy destacado. Se trata de Kevin Costner, elegido como ganador del premio T. Boone Pickens Lifetime Sportsman Award 2023. En este evento, el actor ha querido recordar su primer contacto con la caza cuando tan solo era un niño.

La primera referencia que hizo de la actividad cinegética daba a conocer su gran valor frente a una sociedad que, a veces, no se lo reconoce. «Nunca seremos capaces de explicar a un mundo cínico los madrugones, las paradas en la Waffle House, que forman parte del día, tanto como la propia caza», expuso.

De igual modo y en un tono algo más sentimental, Kevin Costner expresó que «nuestras armas pasarán con amor a las manos de nuestros hijos e hijas. Cuando se la apoyen en el hombro y lo aprieten contra su desgastada culata nos sentirán, conocerán la libertad que nos proporcionó el aire libre. Es nuestro joyero y con gusto lo llenamos».

Kevin Costner cuenta a qué edad tuvo su primer arma

«Mi abuela me dio mi primer arma cuando yo tenía cinco años. Su nombre era Tig y estaba casada con mi abuelo desde los 14, cuando él tenía 19. Vivían en Oklahoma y lo perdieron todo en el Dust Bowl, cuando los bancos cerraron sus puertas», cuenta.

Fue entonces cuando dio paso a la primera de sus anécdotas. «Antes de que ese arma pudiera pasar a mis manos, mi madrese opuso. Ella se negó absolutamente y fue un enfrentamiento entre dos mujeres fuertes, suficiente para romper mi fiesta de cumpleaños conmigo mirando desde abajo», narra entre las risas del público.

«Mi abuela no quiso ir más lejos y le quitó el arma a mi madre, la levantó y simplemente dijo en su jerga de Oklahoma que si la usaba mal me la quitaría. Mi madre accedió sin decir una palabra y mi abuela se agachó y me la entregó. Aquellas palabras dichas a mi madre nunca me abandonaron».

Su segunda arma la heredó de su padre

La siguiente historia que contó Kevin Costner en este evento fue cómo recibió su siguiente rifle. «Mi segunda arma no fue realmente mía. Era de mi padre y la compró por 20 dólares».

«La guardaba en un armario, por aquel entonces no existían las cajas fuertes. Doy gracias a Dios por ello, a mi manera, y cuando mis padres se marchaban, yo la cogía y la llevaba al salón. Era demasiado pesada para que yo la sostuviera y apuntaba al televisor matando a todos los tipos antes de que el héroe les diera demasiado tiempo, lo que en mi mente ocurría a menudo», confiesa.

Aquí fue cuando empezó a mostrar su gran interés por las armas. «Disparé tanto en vacío que la noche antes de que mi padre saliera a cazar ciervos a las Sierras Altas se dio cuenta de que el percutor estaba roto. Él sabía que no había sido mi madre, pero nunca dijo una palabra. Ella salió con él esa noche y juntos compraron un arma que realmente no se podían permitir. Así pudo hacer la salida al día siguiente».

La historia de cómo Kevin Costner llevó una pistola al jardín de infancia

«Nunca entendí cómo algo que me gustaba tanto podía meterme en tantos problemas», recuerda, «pero la racha continuaría con esa pistola y recuerdo llevarla al día de compartir en el jardín de infancia».

Tras las risas provocadas en los allí presentes, el interés que mostraban en esta historia era cada vez mayor. «Nadie acompañaba a los niños a la escuela en ese entonces. Me dijeron que llevara nuestra cosa favorita y eso fue lo que hice. No estoy seguro de lo que pasó después, pero recuerdo que me mandaron a casa con una nota colgada en la camisa. No sabía leer, pero sabía que si mis padres querían que les devolviera el arma, tendrían que ir a buscarla ellos mismos. No volví a ver esa pistola hasta mucho tiempo después».

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Así empezó Kevin Costner su relación con la caza

No podía pasar a otro asunto sin antes hablar de su tercer pistola. «Mi siguiente arma fue la que realmente me enseñó a cazar. Aprendes mucho cuando solo tienes un disparo y estás cazando en la propiedad de otra persona (bromeó). Fue heredada, como la mayoría de las cosas que tengo, pero eso no importaba».

Sin embargo, tal y como el actor rememora, ya no tenía forma de abrir el cerrojo donde se encontraba guardada el arma. «Así que puse un tornillo y una tuerca a través de un pequeño agujero para que funcionara. Cuando eso finalmente se desgastó, empecé a llevar un par de alicates de punta larga oxidados que podía sacar tan rápido como cualquier pistolero y pellizcar ese cerrojo».

Como colofón a una infancia llena de anécdotas relacionadas con la caza, Kevin Costner volvió a provocar la risa del público recordando: «Todo lo que maté con esa arma me lo comí. Cada piel que cogía intentaba venderla en la escuela».