Con esta lapidaria frase, pronunciada por el presidente de la Oficina Nacional de la Caza, concluyó el pasado 13 de septiembre la manifestación convocada por la Mesa en Defensa de la Rehala y la Montería Española en Madrid. Según la organización y la Delegación de Gobierno, a ella acudieron unas 6.000 personas.
La protesta arrancó desde el Estadio Santiago Bernabéu y se dirigió hacia el Ministerio de Trabajo. Durante el recorrido, que duró dos horas y media, las caracolas, cencerros y voces fueron las protagonistas. El lema más repetido por todos los manifestantes: «La rehala no es un negocio». De esta manera querían reclamar la atención de la ministra de Trabajo y mostrar su oposición a las últimas decisiones del Gobierno encaminadas a obligar a que los rehaleros, y todos los implicados en la celebración de batidas y monterías, a que se afilien a la Seguridad Social para cotizar por ejercer esta actividad cultural, profundamente arraigada en la tradición española.
Las infructuosas reuniones mantenidas entre los representantes del sector cinegético y la Administración han sido el detonante de esta manifestación que el 27 de septiembre se repetirá en Sevilla (justificada también por la hostilidad con la que el gobierno de esa comunidad está tratando a sus cazadores en general y al silvestrismo en particular).
Así lo manifestó durante el acto final Felipe Vegué , miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Rehalas Regionales Españolas (ARRECAL): «Este Ministerio nos ha oído en varias ocasiones, encontrándonos dentro de sus muros a tecnócratas, burócratas, que no saben lo que es la montería. No vamos en contra de ningún partido político, pero sí contra los políticos que no quieren entender que nuestras tradiciones son sagradas”.
Por su parte, Alfonso Aguado, representante de la Asociación Española de Rehalas leyó un manifiesto que concluoyó con un rotundo mensaje: «hemos decidido por unanimidad anunciar que las rehalas no saldrán a cazar, ni se sacarán licencias hasta que el problema quede resuelto. Las rehalas no saldrán al campo hasta que el Ministerio de Empleo no aclare esta situación. No sacaremos una licencia deportiva cuando están pretendiendo transformarnos en empresarios de no se sabe qué negocio».
Por último, la intervención de Juan Antonio Sarasketa terminó de caldear el ambiente, con un emotivo discurso que arrancó las lágrimas de muchos asistentes al afirmar: «Nos podrán quitar el partido político que sea, incluso el club de fútbol de nuestros amores, pero que no osen quitarnos la caza, porque no lo admitiremos nunca, nunca jamás. ¡Viva la montería! ¡Viva la caza! ¡Viva la madre que os parió!”.
La manifestación, en imágenes