Este joven ha pescado en el Miño una descomunal trucha de 5 kilos y 325 gramos que lo tuvo más de una hora «haciendo malabares» con el freno de la caña para poder cansarla.

El joven pescador gallego Mateo González Álvarez, de 16 años de edad, ha pescado una espectacular trucha de 5 kilos y 325 gramos en aguas del río Miño, a su paso por Orense.

González lo pescó el día 8 de mayo, pesar de estar decretado el estado de alarma porque, según el Diario Oficial de Galicia –DOGA-, se podía practicar. No sería hasta el día 9 cuando el BOE prohibiría, esta vez sí de manera expresa, la práctica de la caza y la pesca como deporte.

«Después de que lo publicara el DOGA, los pescadores de aquí llamamos al SEPRONA y nos dijeron que no nos multarían, así que la mayoría decidimos ir al río», asegura el joven a Jara y Sedal.  

Aquel día empezó a pescar a las seis de la mañana a la altura del Puente Nuevo de Orense. «Fui vadeando río arriba y, al llegar a una poza, con un señuelo nuevo que es una imitación de pez en vinilo, decidí probar suerte».

«Parecía que había enganchado una piedra»

Al tercer lance en ese lugar, sobre las 7:30 horas de la mañana, «sentí que había enganchado. Parecía una piedra… hasta que pasaron un par de minutos y comprobé que no, que era una descomunal trucha», comenta González.

En ese momento comenzó una lucha que acabó a 70 metros hacia el otro lado del lugar de la picada, «en una poza muy grande», explica el pescador gallego.

«Yo llevaba un equipo resistente y eso fue lo que me salvó, porque la lucha duró más de una hora», relata. Eso, sumado a que en el confinamiento no podía acompañarle nadie y que la sacadera se la dejó en casa, hizo que la lucha se alargara hasta conseguir agotarla por completo. «La intención que tuve desde el primer momento fue cansarla, intentar sacarla arriba, ir apretando el freno más y más mientras ella seguía sacando sedal… hasta que la llevé hasta la orilla».

Una trucha de 5 kilos y 325 gramos

En ese momento, «a pesar del nerviosismo que tenía, intentaba tener paciencia, estar calmado, tranquilo y jugar con el freno y la caña con intención de cansarla». Al cogerla, llegó la sorpresa: 5 kilos y 325 gramos de pez.

«Yo nunca había visto una trucha así. Hay zonas del Miño que pueden tener truchas de ocho o diez kilos, pero para llegar a ellas tienes que echar muchos días. A esas truchas que ya son mayores y tienen vistos muchos señuelos es difícil engañarlas», concluye Mateo.

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