En plena Sierra de Gata, una joven pastora ha encendido el debate en redes sociales tras criticar abiertamente las crecientes restricciones que, según denuncia, están asfixiando al medio rural español. Nazaret Martín, que vive y trabaja en el campo, ha expresado su preocupación ante un panorama normativo que pone en riesgo prácticas tradicionales tan elementales como tener gallinas, recoger piñas o buscar orégano en el monte.
Restricciones que afectan al día a día del mundo rural
Durante generaciones, la autosuficiencia ha sido la base del sustento en los pueblos. Cultivar un pequeño huerto, tener unas pocas gallinas, recoger setas, piñas o leña en el monte no solo era una tradición, sino una necesidad. Hoy, sin embargo, estas costumbres están siendo cuestionadas o incluso penalizadas por una normativa que muchos consideran desproporcionada.
Uno de los ejemplos más recientes que ha encendido la alarma es el de la obligatoriedad de registrar las gallinas de autoconsumo, una medida que puede acarrear multas de hasta 3.000 euros si no se cumple. Para muchos vecinos del medio rural, esta exigencia resulta incomprensible. Tener unas pocas gallinas para obtener huevos frescos no solo es inofensivo, sino parte del estilo de vida rural.
A ello se suman otras restricciones que han ido imponiéndose silenciosamente. En algunas comunidades autónomas, recoger setas o espárragos silvestres requiere ahora de un permiso de pago, y hacerlo sin autorización puede suponer una sanción. Lo mismo ocurre con la recogida de piñas o leña en ciertos montes, donde se ha prohibido incluso para uso doméstico, generando indignación entre quienes han dependido históricamente de estos recursos naturales.
Una voz joven que reclama libertad
Ante este escenario, Nazaret Martín ha decidido alzar la voz. Con un mensaje directo y sin tapujos, ha resumido el sentir de muchos habitantes del campo: «Esto es precisamente lo que se quieren cargar. Que una persona vaya al monte, se coja unos espárragos, orégano, unas piñas para encender la lumbre y tenga unas gallinas para coger los huevos y hacerse la comida. Esa autosuficiencia es la que quieren quitarle a la gente y es lo que nosotros tenemos que impedir».
Sus palabras han encontrado eco entre numerosos usuarios que comparten su frustración. Para Nazaret, el problema no es solo la imposición de normas, sino el desconocimiento urbano sobre la vida rural. Las leyes que regulan el campo, sostiene, se dictan desde despachos alejados del terreno, sin tener en cuenta las verdaderas necesidades de quienes viven y trabajan en él.
@nazaretmartinc Tenemos que resistir como sea en las #zonasrurales para proteger nuestra #formadevida ♬ sonido original – nazaretmartinc
Una llamada a la resistencia rural
El mensaje de Nazaret va más allá de la queja: es un llamamiento a defender el modo de vida rural antes de que desaparezca bajo capas de burocracia. «Tenemos que luchar por nuestra libertad. A ver si no voy a poder comerme yo los huevos de mi gallina», lamenta. Para muchos, esta afirmación no es solo una queja simbólica, sino la constatación de que las políticas actuales están rompiendo el vínculo entre las personas y la tierra.
La joven pastora representa a una nueva generación que, pese a los obstáculos, ha decidido permanecer en el campo y reivindicarlo. Su denuncia pone sobre la mesa una realidad que cada vez incomoda más: el avance de una normativa que puede acabar con la autosuficiencia y la libertad que han definido durante siglos la vida rural española.