Una jornada de caza puede dar para mucho, tanto que podría incluso llegar a convertirse en una experiencia de esas que no se olvidan a lo largo de los años. Es justo eso lo que ha tenido el privilegio de vivir Víctor Pérez Cacho, un cazador que no hace mucho tiempo que se estrenó en el mundo de la cinegética. La escena que siempre recordará es tan destacada por el ejemplar de jabalí que ha conseguido abatir.
Sobre dicha escena ha hablado el equipo de Jara y Sedal con el propio cazador. Como él mismo ha asegurado, el lance tuvo lugar el pasado sábado, 14 de diciembre, en la finca Ventaquemada, ubicada en el Parque Nacional de Monfragüe, en la provincia de Cáceres.
Una jornada en compañía de su padre
El día comenzó en torno a las 09:00 horas en un puesto que era una «semi traviesa», según ha considerado Víctor. «Estaba monteando con mi padre y, en ese momento, me tocaba el rifle a mí ya que nos lo íbamos turnando», ha detallado sobre la jornada.
Sobre las 11:00 horas, entró un venado en el puesto y logró hacerse con él. Después de esto, el joven volvió a cederle el rifle a su padre y fue entonces cuando el animal que entró era un jabalí, pero falló el tiro. «Tras esto me volvió a tocar el arma y cuando ya teníamos más que descartada la opción de que entrase algo, de repente, se inició una ladra a escasos 50 metros de nosotros», ha continuado narrando.
«Ninguno nos esperábamos lo que podía ser eso, pero el animal venía hacia nosotros cuando un jabalí enorme irrumpió en el puesto. Yo le disparé el primer tiro y lo fallé, pero en el segundo conseguí abatirlo», ha afirmado. Al quedarse herido, Víctor decidió rematarlo a cuchillo, algo que también hacía por primera vez en su vida.
Una cazadora abate uno de los jabalíes más grandes de la temporada en Aragón
Lo que sintió en ese momento, como él mismo ha confesado, fue una gran euforia. «Era mi primer jabalí y no nos dimos cuenta de sus colmillos», ha garantizado como fruto de ese sentimiento. «Estábamos celebrándolo por ser el primero y no por otro motivo».
Sin embargo, la vida todavía le tenía preparado algo más. «Nuestra sorpresa fue cuando nos paramos a verlo más detenidamente y nos fijamos en su boca. Fue una sensación de incredulidad y alegría» ha seguido reconociendo el joven cazador.
«Además, su tamaño era enorme, superando los 100 kilogramos. Fue una montería de escándalo y un recuerdo que quedará para toda la vida», ha destacado. Por último, Víctor ha querido agradecer el inmejorable día que vivió a Caza Planeta, la orgánica que gestionó toda la jornada.