David Fernández, de @batidasjabali, abatió hace varias semanas el «jabalí de su vida», un ejemplar de 140 kilos con una boca extraordinaria. Antes del lance, el suido dio mucho que hablar entre los cazadores y guerra a sus perros. El animal se encontraba encamado en la parte más baja del cazadero y fueron los canes de Antonio Soberón más conocido en su cuadrilla como «Toñín», los que dieron con su paradero.

Capi, Tiliko, Tayson, Trinkao, Morín llamaban a parado en un matorral impenetrable. Los monteros sabían que algo grande aguardaba allí, pero no se imaginaban las dimensiones reales que tendría el jabalí. Después de muchas ladras y voces emprendió la huida, lento y con paso firme, como el ejemplar viejo y curtido que era. En su marcha cargó contra Adrián y Oriol, los perreros más jóvenes de la cuadrilla cuya rapidez y destreza les permitió salir ilesos del ataque.

El monstruoso jabalí salió a un prado con los perros prácticamente encima. Sin hacerles mucho caso y ante la mirada atónita de sus monteros, el animal comenzó a revolcarse en una baña. Este hecho hizo pensar a los cazadores que estaba herido y uno de los puestos cercanos iba a acercarse a rematarlo cuando, para su sorpresa, arrancó de nuevo.

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Adrián grabó al animal esquivando las posturas entre helechos y brezos. Su perro, el «Morín», lo seguía muy de cerca, tanto, que fue alcanzado por las afiladas navajas cuando el suido paró y le hizo frente. El resto de perros que lo seguían también resultaron heridos pero, afortunadamente, ninguno de gravedad. «¡Mira se va a los perros, mira! Voy a bajar allá», exclamaba el dueño.

Las emisoras no paraban de sonar. Todos los cazadores estaban nerviosos deseando ver aparecer por su puesto semejante ejemplar. La fortuna ese día estuvo de parte de David que, situado en una de las posturas más altas, pudo ver durante varios minutos al jabalí ladera arriba, tratando de escapar. La jugada había sido buena y el animal tenía todas las de ganar, sin embargo la prodigiosa vista de David y su temple para esperarlo, pusieron fin a la carrera de este viejo guerrero.

Los colmillos del ejemplar © D.F.

Un lance de película cerraba una cacería inolvidable y brindaba a Fernández el mayor trofeo de su trayectoria cinegética. «Seguramente sumaré unos cuantos jabalíes más en mi vida de cazador, pero sé que ninguno será como este», las palabras del joven en su cuenta de Instagram.

David junto al jabalí abatido © D.F.

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