cabecera_jesúsLa SEO (Sociedad Española de Ornitología) hizo pública hace meses la intención de llevar a cabo un «proceso participativo» entre sus miembros con el fin de conocer su opinión sobre la caza. El resultado del plebiscito influirá en su postura oficial. 
Jesús Caballero – 17/01/2017 –

La SEO se ha mostrado, en los últimos años, muy crítica con la actividad cinegética. Recordemos que ha denunciado a España ante la Unión Europea por la contrapasa, ZEPAs, parany, silvestrismo… de modo que si la pregunta la hacen ellos a su gente y afines bien podrían ahorrarse la molestia porque ya les avanzo yo el resultado. Afortunadamente, la ciencia no es democrática. Por eso no se hace una cirugía cardíaca por consenso popular. ¡Que levanten la mano los vecinos que quieran que le pongan al abuelo una válvula biológica! ¿Se imaginan?

El futuro de la caza debe someterse al rigor de dos ciencias: la sociología y la ecología. La primera evaluando el impacto social (primum hominem) que supondría la desaparición de la caza para la deprimida ruralidad y la segunda, valorando las consecuencias medioambientales de eliminar por decreto al predador más universal del planeta. Y eso no puede hacerse con un proceso consultivo sesgado en origen y de poca garantía, aunque apelen a esa democracia directa tan de moda y vaya revestido, como es el caso, de efectismo científico.

La SEO siempre ha presumido de ser una sociedad científica. Desde esa superioridad moral auto-adjudicada se le escuchaba con respeto, pero ¡basta ya de leyendas urbanas! La inmensa mayoría de sus 10.000 socios son urbanitas que salen al campo las fiestas de guardar, cuando el tiempo y la familia se lo permiten. Pajariteros a tiempo parcial. Gente maravillosa y pacífica que no puede considerarse científica sólo por el hecho de haberse comprado unos prismáticos caros… y sé bien de lo que hablo, porque durante muchos años formé parte de ese colectivo que abandoné cuando, en su deriva animalista, empezaron a vernos como amenaza de sus observaciones weekend.

Preguntado un responsable sobre el valor del plebiscito, contestó: «Mucho, pues estará avalado por mogollón de encuestas». No recuerdo de mis estudios de bioestadística la significancia de ‘mogollón’, pero mucho me temo que con este nivel de muestra sólo podrá defecarse un resultado sospechoso, y es que no se puede llegar a la verdad partiendo de una emoción contaminada. Por cierto, les recuerdo que sólo en mi comunidad, Castilla-La Mancha, el número de licencias de caza expedidas este año, pasan de las 100.000. ¿Será eso mogollón?

La caza es una herramienta imprescindible en la gestión de espacios y especies reconocida como tal por las instituciones científicas y organismos internacionales de mayor independencia y prestigio. Hoy, a pesar de las presiones ecologistas y animalistas, seguimos disfrutando de sus beneplácitos morales y científicos. Por eso sorprende que un colectivo menor lo venga a poner en duda con este esperpento… ¡Tu quoque Brute fili mi! (¡Tú también, Bruto, hijo mío!).

El peligro de preguntar a la gente sobre temas que desconoce es arriesgarse a obtener respuestas insensatas. El señor David Cameron lo hizo con el Brexit comportándose como un ‘tonto a las tres’ en el meridiano de Greenwich. Hoy recorta geranios en su jardín, pero ya nos dejó un buen marrón. Dicen que un tonto arruina un pueblo. Algunos cientos, ni te cuento.