La caza en España tiene escenarios muy diferentes. Desde los densos montes del norte hasta las dehesas del sur, pasando por infinidad de serranías o campos de cereal. Los jabalíes han poblado la práctica totalidad de nuestros campos, por lo que su caza se lleva a cabo en casi cualquier rincón de España.
Aunque el rifle de cerrojo siempre fue el rey de la caza mayor, en los últimos años se ha visto desplazado por los rectilíneos y los semiautomáticos, que han cobrado un protagonismo creciente en los grupos de cazadores en batidas y monterías. ¿Cuál es el porqué de este auge?
1. Recarga automática
La principal característica del rifle semiautomático, como su propio nombre indica, es que es capaz de alimentar la recámara del arma después de cada disparo de manera automática. Esto permite que el tirador no tenga que desencararla y pueda realizar un segundo o tercer disparo de manera rápida. En el resto de rifles (cerrojo, rectilíneos, palanca, corredera…) es preciso que el cazado recargue manualmente, con la consiguiente pérdida de tiempo. Aunque bien es cierto que cada vez se fabrican mejores y más ergonómicos rifles que permiten recargas sin desencarar, nada iguala a la velocidad de un semiautomático.
2. Efectividad a corta y media distancia
Los rifles semiautomáticos nunca han presumido de una precisión tan exquisita como la de los de cerrojo. A largas distancias, no hay nada tan quirúrjico como uno de estos. Pero en España, la mayor parte de los lances de montería y batida se producen por debajo de los 100-120 metros, donde las grandes agrupaciones no son tan importantes y la precisión de un rifle semiautomático cumple más que de sobra.
En estos escenarios prima más la rapidez, teniendo en cuenta que muchas veces se debe disparar en tiraderos muy cortos y sobre jabalíes que corren a toda velocidad: aquí la recarga automática es la que en muchas ocasiones salva el lance.
3. Responde mejor en caso de ataque del jabalí (y este vídeo lo demuestra)
Como hemos indicado, la cadencia de disparo es importante en la caza para lograr abatir a un jabalí que corre con todas sus energías. Esa importancia es aún mayor si el jabalí corre hacia nosotros, como en el caso del cazador del siguiente vídeo.
Nos ponemos en la escena: un montero aguarda en su puesto mientras una ladra se aproxima hacia él. Enfrente tiene un monte entre cuya maleza aparece un enorme jabalí. El cazador lo está esperando con su rifle semiautomático sin imaginar que el cochino va a atacarlo. El animal se dirge hacia él y el cazador realiza dos rápidos disparos que consiguen neutralizarlo. «¡Que me cepilla!», se le escucha exclamar poco después del lance mientras el perro sigue acosando al animal.
Lance extremo: un jabalí ataca a un arquero y este le dispara a solo dos metros
El pasado mes de enero, el cazador Florentín García participó en una montería celebrada en la provincia de Córdoba y le sucedió un peligrosísimo hecho que, además, grabó con su cámara. García practica desde hace tres décadas la caza con arco y afirma que nunca le había sucedido algo así.
El animal llegaba al puesto herido de un disparo del puesto anterior, por lo que intentaron tener visión de su costado para soltar la flecha. Al detectar la presencia del cazador, en lugar de girar y huir, el animal cargó contra el cazador, teniendo que disparar Florentín en el último segundo.
«Si llego a fallar estoy seguro que nos hubiera costado un buen disgusto», afirma en el documento gráfico García, que iba acompañado de un amigo. Este es el vídeo.