Con la llegada de la primavera y el aumento de las temperaturas, los canales de riego del Bajo Aragón vuelven a convertirse en trampas mortales para la fauna salvaje. Pero este año hay una diferencia. Las imágenes que trascienden ya no muestran cadáveres flotando en el agua, sino animales que logran sobrevivir. El último ejemplo es el de un jabalí que consiguió salir del canal de la Estanca de Alcañiz gracias a un sistema de boyas que le condujo hasta una rampa de salida.
El vídeo, grabado el pasado 2 de junio por un vecino en las inmediaciones de Torre Alonso, muestra al animal nadando desorientado, incapaz de avanzar por el cauce. Justo cuando parecía vencido, nada hacia una línea de boyas estratégicamente colocada que lo conduce directamente hacia una salida habilitada. Instantes después, el jabalí pisa tierra firme y se pierde entre los arbustos. Una escena que, hasta hace poco, habría tenido un desenlace bien distinto.
Una solución tras años de denuncias
Durante años, cazadores, vecinos y agentes medioambientales han venido denunciando el grave problema que suponen los canales de riego para la fauna silvestre. Las paredes verticales de hormigón impiden a los animales salir una vez caen al agua, provocando su ahogamiento. En el tramo de Alcañiz, Calanda y Castelserás, se han contabilizado más de 250 animales muertos entre 2018 y 2024, según datos del estudio elaborado por Fundación Artemisan para la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).
El 80 % de los cadáveres corresponden a corzos, seguidos por tejones, jabalíes, cabras y otros animales como zorros o perros. La época más crítica es la primavera, coincidiendo con la dispersión del corzo y el inicio del riego agrícola. Las cifras, demoledoras, llevaron a la CHE a encargar un estudio integral que analizara las causas y zonas con mayor incidencia de caídas.
Medidas concretas para salvar vidas
El resultado ha sido un completo plan de actuación impulsado por Fundación Artemisan y presentado en febrero de 2025. Incluye tanto medidas preventivas como acciones correctoras, muchas de las cuales ya han comenzado a aplicarse. Entre ellas, la adecuación de pasos de fauna mediante desbroces, la reconversión de pasarelas peatonales, la colocación de mallas metálicas, rampas de hormigón con pendiente favorable y las líneas de boyas como las que salvaron al jabalí del vídeo.

En el canal de la Estanca, de más de 21 kilómetros y siete salidas, se están aplicando estas mejoras, al igual que en el canal Calanda-Alcañiz, de 18 kilómetros y cinco salidas. En algunos puntos se instalarán cámaras de fototrampeo para verificar la efectividad de las infraestructuras.
Cazadores, clave en la solución
La puesta en marcha de este plan no ha sido fruto únicamente de los despachos. Desde el primer momento, la CHE y Fundación Artemisan formaron un grupo de trabajo con participación de la Federación de Caza de Aragón, cazadores locales, representantes de asociaciones conservacionistas, agentes medioambientales y vecinos. Gracias a su experiencia sobre el terreno, el proyecto se ha nutrido de propuestas viables y adaptadas a cada tramo de canal.
Los cazadores llevaban tiempo alertando del problema. Los animales no saben distinguir entre un arroyo natural y un canal de riego. Entran en busca de agua o cruzan sin saber que no podrán salir. Por eso, el vídeo del jabalí no es solo una anécdota: es la prueba tangible de que las soluciones funcionan.
Un corzo marcado con GPS también lo logró
Además del caso del jabalí, el estudio impulsado por Artemisan ha marcado un hito al seguir a un corzo macho con GPS. Tras ser marcado en mayo de 2024, el animal consiguió cruzar ambos canales —el de Calanda-Alcañiz y el de la Estanca— en menos de 25 días, y sigue con vida más de nueve meses después. Un dato que demuestra que las medidas aplicadas no solo son útiles, sino que ofrecen una alternativa real para reducir la mortalidad de la fauna salvaje en las infraestructuras humanas.