Eduardo Santero decidió salir el pasado lunes de aguardo nocturno en Cáceres, aunque no tenía muchas esperanzas en que los jabalíes entraran a su comedero debido a que las bellotas están comenzando a caerse y eso es todo un manjar para los macarenos. Pero ese día la suerte le sonrió… a pesar incluso de que cuando estaba apuntando llevaba el rifle descargado.
19/10/2019 | Redacción JyS
El joven cazador, con el jabalí. / E.S.
El joven extremeño Eduardo Santero, de 31 años de edad,
abatió el pasado lunes 14 de octubre un tremendo
jabalí en aguardo en la provincia de Cáceres que probablemente dé medalla de
plata tras la homologación por parte del taxidermista. El cazador ha
narrado a Jara y Sedal la intensa
noche vivida en esta finca en abierto en la provincia extremeña en la que se
hizo con el enorme macareno, que pesaba ‘solamente‘ 80 kilos pero tenía unas tremendas defensas: los colmillos
sobresalían de la boca 7 centímetros cada uno de ellos y tenían 2,4 centímetros
de ancho.
Eduardo Santero explica que desde hace unas semanas les tenían puesto un comedero en la finca, en la que tienen permiso de aguardo nocturno, pero le hacían poco caso a la comida que les echaban debido a que la bellota se está comenzando a caer, y eso es alimento asegurado para el jabalí. Sin muchas esperanzas, se acercó en la noche del pasado lunes a realizar el aguardo, que finalmente fue exitoso.
Otra imagen de Eduardo Santero con el animal. / E.S.
«Me entró toda una piara de
jabalíes» –reseña el joven-. «El grande era este, y no dejaba a los demás
acercarse a la comida, les pegaba cada vez que lo hacían», relata con pasión
Eduardo. Con ayuda de sus prismáticos nocturnos, localizó perfectamente a los
dos suidos más grandes del grupo: la hembra y el macho. «Iba a su bola», añade
Santero. Fijó su visor en este último a
unos 140 metros de distancia y se preparó para el disparo.
Le costó cuadrar bien al macareno, «ya que había nieblina porque el día anterior había llovido»… y cuando lo tenía apuntado, se dio cuenta que el rifle estaba descargado, según narra entre risas el cazador. «No me puse nervioso, sino que como el rifle es monotiro, no hice ruido al cargarlo y no se dio cuenta el animal», añade de nuevo entre carcajadas el joven. Finalmente, de un solo disparo a esa distancia, consiguió acertar al jabalí justo detrás del codillo.