La primavera y el mes de mayo en concreto es una de las mejores épocas para realizar esperas de jabalí, especialmente porque la caza toma sentido absoluto al ayudar a la agricultura a que la sobrepoblación de especies como los cochinos no provoquen daños en los cultivos. En Jara y Sedal hemos narrado semanalmente cómo se han cazado algunos de los trofeos más extraños o los más imponentes de toda nuestra geografía, como el que te mostramos a continuación.
Ha sido abatido por el cazador madrileño Diego Parralejo hace unos días y ha arrojado en la báscula 90 kilos, pero lo más destacable ha sido su trofeo, con unos largos colmillos que probablemente le permitan poder homologarlo. El cazador se hizo con el animal durante una noche de espera en un coto de Toledo. Junto a su amigo Juan Manuel García, que posee una orgánica, acudió a la esperada cita con el deseo de poder abatir un buen jabalí, como finalmente fue.
El lance de Diego para hacerse con el gran jabalí
Varios jabalíes de menor talla entraban pronto al puesto. Sobre las 21:00 horas de la noche, Diego y Juan Manuel ya se habían colocado y en cuanto oscureció pudieron divisar los primeros ejemplares, pero de menor talla. Sabían que un macho grande merodeaba por la zona, de ahí que decidieran esperar dos horas más.
Un disparo cerca de la medianoche. Después de valorar a lo lejos varias piezas más, finalmente el gran jabalí hizo acto de presencia sobre las 23:30 horas de la noche. Ambos cazadores dejaron que el animal cumpliese y, tras valorar que se trataba del animal que buscaban, Juan Manuel dio la orden al cazador para que apretase el gatillo de su rifle Blaser R8. «Acertó a la primera: el disparo impactó en el codillo y fue fulminante», señala el cazador sobre un disparo perfecto.
Posible medalla de oro. «El trofeo se lo acabo de entregar al taxidermista y me ha dicho que probablemente sea medalla de oro», explica por último Juan Manuel a esta redacción sobre el magnífico animal cazado junto a Diego Parralejo.
Caza en espera a un descomunal y resabiado jabalí situando su puesto a 277 metros del paso
El cazador albaceteño Mario González, de 32 años de edad, también consiguió abatir un gran jabalí de esos que dejan huella en cualquier cazador. Tras varias semanas de eternas esperas en su búsqueda, el viejo, resabiado y descomunal macareno de 120 kilos que estaba destrozando los campos de su localidad, Yeste (Albacete), dio la cara. O mejor dicho, los colmillos. Así se hizo con él.