Eviscerar un ciervo es un proceso rutinario para cualquier cazador experimentado, pero un vídeo reciente publicado en Instagram ha puesto el foco en un aspecto fundamental: el impacto de un disparo mal colocado o una mala práctica a la hora de eviscerar al ciervo. En las imágenes, un cazador comienza a destripar el animal y, al abrir la cavidad abdominal, el hedor lo golpea con tal intensidad que empieza con arcadas, como si hubiera destapado una lata de surströmming, el famoso arenque fermentado sueco. Sin embargo, a diferencia de un novato que abandonaría la tarea, el cazador mantiene el tipo y sigue con el proceso.

El problema surge cuando el contenido del sistema digestivo del animal se libera dentro de la canal. Esto puede ocurrir por varios motivos: un disparo mal colocado que haya perforado los intestinos, una mala manipulación con el cuchillo o, en algunos casos, un tiempo de espera prolongado antes de la evisceración. Cuando el contenido estomacal o intestinal entra en contacto con la carne, la contaminación es casi inmediata, afectando no solo el olor sino posiblemente también a la calidad y sabor de la carne.

La importancia del disparo limpio

Uno de los pilares de una caza responsable es colocar los disparos en zonas letales sin afectar a las tripas. Un disparo preciso en el corazón o los pulmones evita el riesgo de perforar el aparato digestivo y asegura una muerte rápida, minimizando el sufrimiento del animal y preservando la calidad de la carne.

Un cazador eviscerando un ciervo. © Ángel Vidal

Este vídeo es un recordatorio de que la ética en la caza no solo pasa por abatir un animal con el menor dolor posible, sino también por hacerlo de manera que se maximice el aprovechamiento de la carne. Un ciervo mal disparado puede convertirse en una pérdida si la contaminación es severa, algo que cualquier cazador con principios debe evitar.

Habilidad con el cuchillo: un arte en sí mismo

Más allá del disparo, la destreza con el cuchillo es clave en el momento de la evisceración. Un corte en falso puede perforar el estómago y desatar un desastre en cuestión de segundos. La técnica correcta implica abrir la cavidad abdominal con un corte limpio, controlado, y sin ejercer demasiada presión sobre los órganos internos. Muchos cazadores evitan incluso el uso del cuchillo para los primeros movimientos por esa zona, utilizando solo los dedos para despegar la membrana que recubre las vísceras y así minimizar el riesgo de perforaciones accidentales.


Este hombre es capaz de desollar y eviscerar una cierva en un minuto


En este caso, el cazador del video probablemente abrió un animal que había pasado más tiempo del debido sin ser eviscerado, o que había sufrido una perforación interna previa. Su reacción a base de arcadas, aunque llamativa, no es exagerada: cualquiera que haya olido el contenido gástrico de un ciervo sabe que no es una experiencia agradable.

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