Un estudio reciente realizado por el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) revela cómo ciertos insecticidas de uso agrícola, especialmente los neonicotinoides, afectan a las aves, volviéndolas más vulnerables ante sus depredadores naturales. La investigación muestra que el uso de estos químicos puede interferir en las respuestas naturales de defensa de especies como la perdiz roja (Alectoris rufa) y otras aves que habitan en áreas agrícolas.
La exposición a neonicotinoides, insecticidas ampliamente utilizados en cultivos de cereal, provoca alteraciones en el comportamiento de las aves al impactar su sistema nervioso central. Según el estudio, las perdices expuestas a estos compuestos presentan una menor capacidad de respuesta ante situaciones de peligro, lo que facilita el ataque de sus depredadores. Esta situación es especialmente preocupante en aves jóvenes, que están en fase de aprendizaje y adaptación al entorno y que, debido a los efectos de los insecticidas, no desarrollan adecuadamente sus habilidades de defensa.
Además de afectar a su comportamiento, estos químicos pueden debilitar el sistema inmunológico de las aves, haciéndolas más propensas a enfermedades. Con la población de algunas especies en claro declive, esta situación plantea un desafío para la conservación de la biodiversidad y la gestión cinegética en España.
Un experimento con perdices
En los experimentos grupales con perdices rojas (Alectoris rufa), el estudio reveló que las aves tratadas con una dosis de 6 mg de imidacloprid por kilogramo de peso corporal permanecieron inmóviles y agachadas por menos tiempo frente a la amenaza de un depredador, en comparación con las aves no tratadas. En los experimentos individuales, las perdices tratadas con la misma dosis mostraron una vigilancia pasiva más prolongada ante la alarma intraespecífica que las aves no tratadas.
En general, estos resultados indican una hiperreactividad o mayor nerviosismo ante la amenaza de depredadores tras una exposición subletal a imidacloprid, lo que podría afectar su supervivencia en condiciones naturales al hacerlas más visibles para los depredadores.
En vista de estos hallazgos, los expertos sugieren medidas que reduzcan o restrinjan el uso de neonicotinoides en áreas agrícolas. Cabe recordar que las evidencias existentes sobre la implicación de los insecticidas neonicotinoides en el declive de los insectos polinizadores condujo a la prohibición del uso de sus principios activos más tóxicos en la Unión Europea, como el imidacloprid, en 2018.
Otros problemas demostrados con los fitosanitarios
El problema al que se enfrentan las perdices con los productos fitosanitarios usados en la agricultura no acaban aquí. Recordemos que según otros estudios, la exposición al flutriafol, otro fungicida, reduce hasta en un 50% el tamaño de las polladas y la proporción de huevos fértiles, lo que amenaza la supervivencia de estas aves. Otras prácticas como la fumigación también provocan una alta cantidad de muertes, como ya ha sido demostrado científicamente.