En el mes de septiembre, desde este medio informamos que la Fundación Bergara y la Fundación Artemisan iban a poner en marcha un estudio en el que se abordaría la sinergia existente entre la práctica de la caza y la conservación de aves carroñeras. Es así como nació el Proyecto CEAC, por el que han capturado varios ejemplares de buitres leonados para su geolocalización.
Como parte de esa iniciativa están llevando a cabo un seguimiento de esta especie con dispositivos GPS-GSM. Gracias a ello, están analizando la relación de beneficio mutuo entre cazador y aves carroñeras, involucrando al sector cinegético en las actuaciones de conservación que se realizan en el proyecto.
Lo cierto es que España es un enclave muy importante en lo que respecta a la conservación de los buitres europeos, albergando la población reproductora europea del 98% del buitre negro, el 94 % del buitre leonado, el 82 % de alimoche y el 66 % de quebrantahuesos.
De igual modo, no hace mucho tiempo que, además, se descubrieron evidencias de reproducción de una quinta especie de buitre, el buitre de Rüpell. Más allá de ese gran interés en cuanto al turismo ornitológico, estas aves son imprescindibles para los ecosistemas debido a su papel clave en la eliminación de cadáveres y enfermedades del medio natural. Este es un papel que comparten con los cazadores ya que, en un contexto de sobreabundancia, la gestión cinegética es crucial.
Más de 1.000 kilómetros de recorrido
Dentro de las actuaciones que desde la Fundación Artemisan han llevado a cabo en el contexto de su Proyecto CEAC, capturaron y colocaron un GPS a un total de 22 buitres leonados para controlar su geolocalización.
Un ganadero llega a su finca y encuentra a decenas de buitres comiéndose una vaca viva
Así, a través de su perfil de Instagram (@fundacionartemisan), ahora han podido dar a conocer el increíble viaje que ha realizado uno de ellos. De esta forma, han detallado que el animal recorrió «más de 1.000 kilómetros en menos de una semana, desde el sur de Ciudad Real hasta el Prepirineo, donde ya está criando».
«Los restos de caza en Castilla-La Mancha permitieron a este buitre alimentarse y estar en óptimas condiciones para emprender su viaje y etapa reproductiva», han asegurado para concluir en el texto que acompaña a la publicación.