El pasado 3 de julio, la cuenta de Facebook ‘Pastores de Onís, más de 5000 años de vida y trabajo en estas montañas‘ publicó una imagen que ha resonado profundamente entre los seguidores de la página y más allá. La fotografía muestra la huella de la rueda de un tractor en el barro, acompañada del texto: «La huella más difícil de ver ya en el puertu». Esta publicación se refiere al puerto de Onís, una zona que ha sido testigo de una disminución constante en el número de ganaderos que la habitan.
Dos días antes, la misma cuenta había compartido un vídeo del valle, mostrando varias casas de pastores abandonadas. El vídeo iba acompañado del texto: «La soledad del puertu, da casi igual a que vega llegues y que vocees, ya nadie contesta». Ambas publicaciones son un reflejo del éxodo rural que afecta a muchas zonas de la llamada España vaciada, donde la población disminuye a un ritmo alarmante.
La agricultura y ganadería, cada vez menos rentables
El puerto de Onís, como muchas otras áreas rurales en España, está experimentando una despoblación significativa. La ganadería y la agricultura, actividades que durante siglos han sido el sustento de estas comunidades, se han vuelto cada vez menos rentables. A esto se suma un proteccionismo creciente que, según los trabajadores rurales, les ata de pies y manos, dificultando aún más su labor. La falta de oportunidades y el atractivo de una vida más cómoda en las ciudades están llevando a muchos a abandonar el campo y los pueblos en busca de mejores condiciones de vida.
La publicación de ‘Pastores de Onís’ no solo documenta la realidad actual del puertu, sino que también sirve como una llamada de atención sobre la crítica situación que están viviendo muchas comunidades rurales. La imagen de la huella de la maquinaria agrícola en el barro es el fiel símbolo de una actividad que está desapareciendo.
Así advertía Miguel Delibes hace 40 años de los problemas de la España vaciada
La reflexión del ganadero asturiano es una denuncia de la soledad y el abandono que sienten aquellos que aún permanecen en el campo, luchando por mantener viva una forma de vida que parece estar condenada a desaparecer.
El éxodo rural no es un fenómeno nuevo, pero su aceleración en los últimos años ha llevado a una crisis demográfica en muchas zonas rurales de España. La falta de apoyo y recursos para los trabajadores rurales, junto con las políticas que no siempre consideran las realidades del campo, están contribuyendo a esta difícil situación.
La ganadería y la agricultura, pilares de la economía rural, necesitan ahora más que nunca un nuevo impulso y una revalorización.