El otoño ha llegado de la mano de la temporada de recolección de setas y, como consecuencia, las redes sociales se están llenando de contenidos relacionado con ellas. Así lo hemos visto también en esta ocasión, en la que un hombre ha mostrado a todos el sorprendente camino ante el que se ha encontrado, repleto de lo que, en un primer momento, parecen setas de cardo.
En un primer vídeo compartido en el perfil de @oviwanqenove, con sus más de 7.000 seguidores, empieza lanzando la siguiente pregunta: «¿Alguien ha visto un camino, como yo lo he visto, hecho con setas de cardo?».
Después de esto, el hombre enseña una cesta con algunas de esas setas dentro de ella, que corresponden a las que, hasta el momento, había conseguido recolectar. «Pero a partir de este momento, creo que lleno la cesta», añadió. A continuación, continuó recorriendo y mostrando ese camino que tenía por delante y que estaba repleto de ellas a cada paso.
La realidad detrás del camino de setas de cardo
En un vídeo posterior, el mismo hombre lanza una nueva cuestión: «¿Cuántos de ustedes habréis picado con las setas de cardo?». Acto seguido, aclara que, en realidad, no se trata de setas de cardo. «Se parecen mucho y son setas de brezo», ha destapado.
Un guarda rural pilla a un hombre cogiendo 22 kilos de setas sin licencia y le explica que el campo no es de todos
Respecto a esta especie, el hombre ha explicado que lo que tienen en común es que ambas suelen crecer en prados o en pastizales. También coinciden en el color marrón, en algunas ocasiones casi negro, que presentan en la parte superior. «Es porque, dependiendo de la humedad que tenga, si le ha dado el sol mucho o no, se presentan así. Normalmente suelen ser de color crema», ha detallado.
Sin embargo, ha señalado la diferencia de que, en el caso de las setas de brezo, estas tienen una especie de manchas en forma de gota de agua alrededor de las mismas. Asimismo, las láminas de su parte inferior no se alargan por su tronco, al contrario que ocurre en las de cardo.
«Una característica principal de estas setas es que, si le metemos el dedo, se quitan las láminas. Se desprenden con mucha facilidad. La cutícula no se puede quitar, se come igual que la seta de cardo. Además, si la tronchamos suena como una tiza», ha añadido. En cuanto a su sabor, de la de brezo ha terminado matizando que tiene un «ligero picor».