La observación de ciervos portando las cabezas de otros ejemplares en sus cuernas ha suscitado un creciente interés en la comunidad científica. Este peculiar fenómeno, aunque visualmente impactante, representa un evento biológico complejo con múltiples implicaciones ecológicas y evolutivas. El origen de este fenómeno no es siempre el mismo. Aunque caben diversas posibilidades, una de las teorías más afianzadas lo relacionan con las dinámicas reproductivas de los ciervos principalmente en la época de celo o berrea.
Las disputas entre machos por el acceso a las hembras suelen dar lugar a encarnizadas luchas que en ocasiones culminan primero con la muerte del ejemplar más débil y luego con la del vencedor al quedar atrapado en las cuernas de su rival. Sin embargo, el vídeo publicado por la cuenta de Facebook «Ciencias de Bolsillo+», muestra un ciervo vivo portando únicamente la cabeza de otro. En esos casos, queda descartada la hipótesis de la lucha -al menos, de ambos en vida-.
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El Departamento de Recursos de Vida Silvestre y Vida Silvestre del estado de Kentucky ya afirmó hace varios años que lo más probable es que el ejemplar vivo descubriera la cornamenta del otro macho ya muerto y que, en un estado de elevada excitación a consecuencia del celo, se enfrentara a ellas, quedando enganchadas a las suyas. De esto, ya se hizo eco Jara y Sedal en 2018 después de que un cazador norteamericano abatiera un «ejemplar de dos cabezas». Puedes conocer todos los detalles en este enlace.
Estas impactantes imágenes, son un claro ejemplo de que la naturaleza no es tan idílica como puede parecer. La muerte también es parte de ella.
Implicaciones en la salud
Desde una perspectiva evolutiva, este fenómeno puede interpretarse como un producto no adaptativo de las presiones selectivas que han dado forma a las estrategias reproductivas de los ciervos. Las cuernas, aunque proporcionan una ventaja en las luchas, también suponen costes en términos de energía y riesgo de lesiones.
El peso adicional de portar la cabeza de otro ejemplar puede limitar la movilidad del animal, dificultando la búsqueda de alimento y la huida de depredadores. Si logra sobrevivir sin deshacerse de las astas, al cabo de varios meses, incluso de semanas -dependiendo del estado de la cabeza y otros factores como el clima- el ciervo enfrentará otro problema: la descomposición. Esto puede generar focos infecciosos que pongan en peligro la salud del cérvido.