En apenas un minuto de vídeo, Carlos Valle, ganadero de Burgos, desnuda su alma frente a la cámara mientras habla del monte, del silencio y de una forma de vida que agoniza. Su testimonio, recogido en un fragmento de la película documental Vidas irrenovables, se ha viralizado en TikTok gracias a la cuenta de la productora independiente @metafora_visual, especializada en cine documental rural.
Su intervención arranca con una pregunta cargada de sarcasmo: «¿Qué transición ecológica? ¿Pero qué es eso? Pero, ¿eso es otro ministerio ahora? ¡Bah!». Lejos de quedarse en una crítica directa, el ganadero continúa con una reflexión más profunda sobre su mundo, ese que transcurre entre riscos, raíces y aislamiento: «Si lo mejor es no estar enterado de nada. Lo mejor es vivir en el limbo. No hay mejor sitio que el monte».
Una vida en contacto con la tierra
El clip, grabado con sencillez pero con una enorme carga simbólica, condensa el espíritu de toda la película. Carlos no necesita artificios para captar la atención: su autenticidad lo convierte en portavoz involuntario de toda una generación de hombres y mujeres del campo. «Bajas puro de ideas, purificado de ideas… y nada. Y al día siguiente cuando tienes que marchar… No te da tiempo ni a pensar en eso que has dicho en… Nada de eso. ¡Es lo mejor!», confiesa.
En un tono entre melancólico y reivindicativo, el pastor continúa su relato compartiendo una visión muy personal de la libertad. Rechaza la compañía, la política y los discursos modernos sobre sostenibilidad con la misma naturalidad con la que enumera los elementos básicos de su existencia: «Yo he dicho a más de… Amigos tengo hasta en el infierno, como digo yo. ¡Qué bien estaba con una casa ahí en aquel monte solo! No quiero a nadie. Y comiendo raíces y brezos… Cierto es».
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Un documental con nombres propios
Vidas irrenovables no es un documental cualquiera. Bajo el guion y la dirección de Francisco J. Vaquero, la cinta apuesta por dar voz a los verdaderos protagonistas del mundo rural y cómo la imposición de la instalación de plantas fotovoltaicas ha llegado hasta sus pueblos. En la producción ejecutiva figuran Manuel L. Couso y el propio Vaquero. La dirección de fotografía corre a cargo de Laura Nieto-Sandoval, mientras que el montaje lo firma José Luis Picado (AMAE). La música original es obra de JUBEGO y cuenta con una colaboración especial de Pedro Moriche.
Con estos nombres, la película se aleja de los discursos condescendientes que a menudo se imponen desde los centros urbanos para mostrar con crudeza y humanidad lo que está en juego: un modo de vida que se extingue sin hacer ruido ante la llegada de las placas solares.
Más que cine: una llamada de atención
El impacto del clip en redes no es casualidad. Se enmarca en una narrativa que cada vez resuena más fuerte entre quienes sienten que el mundo rural ha sido ignorado, tergiversado o incluso traicionado. El testimonio de Carlos es incómodo, pero necesario. Su aparente simplicidad esconde una complejidad que interpela, remueve y obliga a replantear ciertas certezas urbanas.
Para quienes quieran profundizar más allá del clip viral, el documental completo puede verse en distintas proyecciones por todo el país. Las próximas fechas pueden consultarse en la página oficial de la productora: https://metaforavisual.com/vidas-irrenovables/