Un estudio científico liderado por F. Mougeot, investigador del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM), ha demostrado que la fertirrigación —una técnica agrícola cada vez más extendida en España— afecta gravemente a la salud y al comportamiento antipredador de los pollos de perdiz roja (Alectoris rufa), comprometiendo su supervivencia. Los resultados acaban de ser publicados en la revista Environmental Science & Technology.

Una práctica extendida en los campos españoles

La intensificación agraria, con el uso cada vez más extendido de fertilizantes nitrogenados, ha sido señalada como una de las principales causas del declive de aves que dependen del medio agrícola. En especial, preocupa el impacto de la fertirrigación, un método que consiste en añadir nitratos directamente al agua de riego. Aunque está pensada para reducir la contaminación de los acuíferos, la práctica supone un peligro cuando las aves acuden a beber en acequias o tuberías donde se acumulan restos de estas sustancias.

En algunas zonas agrícolas de España, especialmente en viñedos intensivos del centro peninsular, se han registrado concentraciones de hasta 1.000 mg/L de nitrato en el agua, cifras muy por encima del umbral seguro para la vida silvestre (50 mg/L). Ante este escenario, un equipo del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) ha desarrollado una investigación experimental con perdices rojas para conocer hasta qué punto esta exposición afecta a su desarrollo.

Tubos de regadío usados para la fertirrigación en viñedo
Tubos de regadío usados para la fertirrigación en viñedo © F. Mougeot.

Efectos sobre la fisiología y el sistema inmune

Durante 28 días, pollos de una semana de edad fueron expuestos a tres tipos de agua: una libre de nitratos (control), otra con 100 mg/L y otra con 500 mg/L, simulando condiciones habituales en campos fertirrigados. Se analizaron parámetros fisiológicos como el crecimiento, la salud inmunitaria y la respuesta frente a depredadores simulados.

Los resultados son alarmantes. Los pollos expuestos a nitratos mostraron un aumento anormal del hematocrito —indicador de falta de oxígeno en sangre—, lo que sugiere que estaban sufriendo hipoxia. Además, su sistema inmune estaba gravemente debilitado, con una reducción de entre el 21 % y el 31 % en su capacidad defensiva frente a infecciones. Aunque, curiosamente, los pollos tratados con nitratos llegaron a pesar más que los del grupo control, este aumento podría deberse a alteraciones hormonales o inflamatorias, y desapareció tras el fin del experimento.

Prueba de respuesta antidepredador de pollos de perdiz frente a un ataque simulado por una rapaz
Prueba de respuesta antidepredador de pollos de perdiz frente a un ataque simulado por una rapaz © F. Mougeot

Más lentos, más visibles, más vulnerables

Pero lo más preocupante fueron los cambios en el comportamiento. Los pollos expuestos a nitratos tardaban más en reaccionar ante una amenaza, recorrían más distancia al huir —porque detectaban al depredador demasiado tarde— y tenían menos probabilidades de alcanzar un refugio. También perdían el reflejo de quedarse inmóviles, una estrategia clave de camuflaje frente a depredadores como el zorro.

En otras palabras: eran mucho más vulnerables a morir en el campo.

Perdices rojas bebiendo.
Perdices rojas bebiendo. © Shutterstock

Un problema silencioso para la perdiz roja en pleno verano

Este estudio pone sobre la mesa una amenaza poco visible pero muy real. Aunque la fertirrigación no mata directamente, compromete seriamente la capacidad de las perdices jóvenes para sobrevivir, justo en la etapa más crítica de su desarrollo. Y esto ocurre, además, en pleno verano, cuando el agua escasea y el acceso a fuentes limpias es más difícil.

Los investigadores piden una revisión urgente del impacto ambiental de los fertilizantes nitrogenados y medidas de mitigación efectivas, como asegurar puntos de agua limpia en el campo para las especies silvestres. Si no se actúa, los efectos de la intensificación agrícola seguirán empujando al borde del colapso a especies tan emblemáticas como la perdiz roja, base de nuestra caza menor y seña de identidad de nuestros paisajes agrícolas.

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