El cuento ‘El retorno de Villarina: una historia de osos, urogallos y humanos‘, editado por el Fondo para la Protección de Animales Salvajes (FAPAS), cita a los cazadores como una de las causas de que el urogallo cantábrico (Tetrao urogallus cantabricus) se encuentre al borde de la extinción. A pesar de que fue editado en 2010, un seguidor de Jara y Sedal lo ha recibido ahora como regalo para su hijo y, tras advertir la grave acusación al colectivo cinegético, ha hecho llegar varias fotos a la redacción de Jara y Sedal.

El libro fue editado por FAPAS y Carrefour.

En concreto, el libro fue editado por FAPAS y Carrefour y los textos corresponden a la misma ONG y a una adaptación de Alfil negro -según se cita en la obra- e incluye la siguiente afirmación: «Me contó que los urogallos cantábricos viven en las mismas montañas que los osos pardos. Lo que sucede es que quedan tan poquitos que es muy difícil llegar a verlos. Los cazadores, las vallas de pinchos y la falta de comida han acabado con buena parte de los urogallos».

Una de las páginas del libro en la que se cita a los cazadores como una de las causas del declive de la población de urogallo cantábrico.

Un cuento, afirman, «basado en una historia real»

«Aunque contiene algunos datos ficticios, este cuento está basado en la historia real de Villarina, una osezna nacida en la Cordillera Cantábrica que fue encontrada herida por unos turistas madrileños en una cuneta de Somiedo en junio de 2008. Tras cinco meses recibiendo atención veterinaria en varios centros, una clínica de Oviedo, el Parque de la Naturaleza de Cabárceno y el Centro de Cría en Cautividad de Urogallo en Sobrescobio, fue nuevamente liberada a su medio natural», describen sobre la obra en la contraportada del cuento.

A pesar de que la obra estaría basada en «una exitosa reintroducción en la que participaron expertos del FAPAS, el Principado de Asturias, la Fundación Oso Pardo, la Universidad de Oviedo y el CSIC», esta se ve enturbiada por la criminalización al sector cinegético que se realiza en el interior de sus páginas.

Una especie en declive a pesar de los millones públicos que se entregan al ecologismo

Urogallo. © Shuttertock
Urogallo. © Shuttertock

Hay que recordar que, en el caso del urogallo, el proyecto LIFE+ del urogallo cantábrico, que se llevó a cabo entre 2010 y 2016, costó casi siete millones sin resultados. Además, se han destinado recientemente otros 4,3 millones públicos a un nuevo proyecto comandado por Luis Mariano González, jefe del Área de Acciones de Conservación de la Subdirección General de Biodiversidad Terrestre y Marina del Ministerio de Transición Ecológica. Todo ello teniendo en cuenta que todas las estimaciones del número de ejemplares que hay en la península se basan en que alrededor de 2005, cuando se realizó el último censo fiable, la cifra apuntaba a unos 500 urogallos en total

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