Investigadores de la Universidad de Cádiz pertenecientes al grupo Fuego, Ecología y Biodiversidad en Ecosistemas Mediterráneos (FEBIMED), coordinado por el catedrático Fernando Ojeda, han elaborado un estudio en el que muestran una relación directa entre la abundancia de corzo andaluz y la existencia de brezal mediterráneo o herriza en cotos de caza de la provincia de Cádiz.
Este hecho ha podido constatarse tras analizar datos de densidad de poblaciones de corzo en 182 cotos de caza de la provincia de Cádiz durante tres cuatrienios (2006-2009, 2010-2013 y 2014-2017) y asociarlo a datos de cobertura superficial del hábitat herriza en cada coto. De igual forma, para el desarrollo de este trabajo también se recogieron datos sobre otras variables que podrían influir en la abundancia de corzos, como la superficie de los cotos y la abundancia relativa de ciervos (cervus elaphus), otra especie que interfiere con el corzo.
Los cotos con más herriza tienen mejores poblaciones de corzo
Así, se ha podido determinar que existe una asociación positiva de la herriza con las poblaciones de corzo andaluz: los cotos con más herriza tienen mejores poblaciones de corzo, tal y como se recoge en la revista Forest Ecology and Management, donde se ha publicado esta investigación científica.
Las razones por las cuales se ha producido esta asociación positiva pueden asociarse al hecho de que «este ecosistema sin árboles le sirve a los corzos de refugio, ya que les proporciona un ángulo de visión de 360º para detectar a sus potenciales depredadores y a los propios cazadores antes de ser ellos vistos», como explica la investigadora y primera firmante de la publicación científica, Miriam Selwyn, quien además recuerda que «pese a la creencia popular de que los corzos están siempre en el interior de bosques de alcornoque, quejigo o en pinares, hemos mostrado que cuanta más herriza hay en un coto de caza mejores son sus poblaciones de corzo».
Aunque las razones de esa asociación positiva siguen siendo especulativas, debe recalcarse el potencial que ofrece la herriza para mejorar la conservación de una especie protegida y singular, lo que debería promover el valor de conservación de este hábitat natural único. Es más, «en este estudio hemos encontrado cómo la herriza o brezal mediterráneo parece favorecer las poblaciones de corzo en cotos de caza. Al favorecer al corzo, está mejorando un preciado recurso económico de los propios cotos», como explica el catedrático Fernando Ojeda, coautor del estudio. Así, «este estudio puede ayudar a implementar una estrategia adecuada de conservación del corzo andaluz, pero también a seguir poniendo en valor un ecosistema tradicionalmente denostado, pero tremendamente singular y con una elevada biodiversidad como es la herriza. Ahora, además, podemos añadir un interés económico directo por contribuir a mejorar las poblaciones de corzos en los cotos de caza del sur de España», como subraya este investigador.
En este estudio se ha analizado el efecto de los ciervos (especie que ha sido reintroducida en los cotos para poder cazarlos) sobre las poblaciones de corzo y, aunque se conoce el efecto negativo del ciervo, en este estudio «no se ha detectado de forma patente». Los investigadores aseguran que “parece haber una segregación espacial entre ambas especies. El ciervo, al contrario que el corzo, no se asocia con la herriza. Puede entonces que cotos con mayor abundancia de herriza contribuyan a esa segregación espacial entre ambas especies y, por tanto, a disminuir su interacción, negativa para el corzo».
El corzo andaluz
El corzo andaluz (Capreolus capreolus var. garganta) es una especie autóctona de ungulado de tamaño mediano, cuyas características biológicas son únicas. Este mamífero es relativamente abundante en los ecosistemas forestales del sur de España, en el lado europeo del Estrecho de Gibraltar. Por su parte, la herriza o brezal mediterráneo es un ecosistema dominado por arbustos (principalmente brezos) y sin ningún árbol, presente en suelos pedregosos de la mayoría de las crestas de las sierras del Parque Natural de Alcornocales. Al carecer de árboles, se ha considerado tradicionalmente como un ecosistema de poco interés y escaso valor ecológico. Sin embargo, numerosos estudios científicos han mostrado que es un hábitat singular con una elevada biodiversidad botánica.