El canal ‘Mis Lances de Caza’ viajó hace unas semanas hasta los Montes de Toledo en busca del primer corzo de Marcos Canales, natural de Solana del Pino, en Ciudad Real, que comenzó a cazar la perdiz con reclamo con su abuelo y luego se aficionó a la mayor.

Gracias a la ayuda de Pablo López, gestor de caza con su empresa La Trocha, vivieron dos jornadas de caza intentado dar con el duende del bosque. «Los corzos los censamos en el mes de febrero, que es cuando mejor puedes hacerlo, y el mes de abril es el mejor para recechar», explica el orgánico. «Septiembre también es muy buen mes para recechar el corzo, porque empiezan a comer bellotas más tranquilos que los meses anteriores», puntualiza.

Una vez pasado el celo, los grandes machos se ocultan en las zonas cerradas del monte, dejándose ver entre dos luces tanto por la mañana como por la noche. Por ello, buscan una oportunidad a última hora de la tarde: el primero de los disparos, tras ver un corzo con un buen trofeo, se lo llevó uno de los árboles de la zona, perdiendo el cazador así la valiosa oportunidad.

La tarde fue dando paso a la oscuridad y solamente localizaron crías con hembras, por lo que dieron por finalizada su jornada y esperaron al día siguiente.

Nueva oportunidad

A las 6:30 horas de la mañana, Pablo y Marcos emprendieron de nuevo el rececho de otro animal y localizaron otro macho con un trofeo con buen perlado. Aunque el animal detectó su presencia y huyó, silbaron para que se parase: «Cuando lo vi, me dio una alegría inmensa; me acordé de mi abuelo. Fue un momento muy emotivo», reconoció el cazador tras efectuar un disparo algo trasero por la falta de visibilidad.

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