La llaman la catedral de los cuernos y no es por casualidad. Es el fruto de más de 50 años dedicados por un cazador a la búsqueda de desmogues y cráneos de cérvidos.
28/3/2017 | Redacción JyS
Entre Bozeman y Butte en el estado de Montana, cerca del río Missouri, vive un hombre en una casa un tanto peculiar. Su nombre es James Phillips, pero es más conocido como ‘Antler Man’ –‘el hombre de las cuernas’-.
Este sobrenombre viene de la afición de Phillips desde que era pequeño a recoger cuernas de ciervos y alces en los terrenos que rodean su casa. Ya lleva más de 50 años recorriendo aquellos parajes y ha conseguido reunir 15.000 cuernas que ha ido conservando colgadas en su domicilio al que la gente ya conoce como ‘La catedral de los cuernos’.
Si bien algunos de estos desmogues se los han regalado, la mayoría los ha conseguido del monte. Además, no ha utilizado ningún vehículo ni caballos para sacarlos, sino que todos los ha cargado a la espalda. Phillips asegura que cualquiera puede conseguir lo que él ha hecho. “Todo lo que se necesita es una espalda fuerte y una mente débil”, afirma.
A sus 64 años James Phillips, que ya está jubilado, aún recuerda el primer desmogue que localizó. Tenía 10 años y estaba “intentando encontrar algo que hacer”, fue entonces cuando en los alrededores de la casa familiar vio la cuerna de un ciervo canadiense. A partir de entonces no paró. Además, James confiesa que el lugar más productivo para la búsqueda de cuernas es el vertedero municipal donde ha llegado a encontrar cabezas de bisontes e incluso algún caribú.
Según este aficionado a coleccionar cuernas, para él es casi tan importante saber exponer bien los desmogues como recolectarlos. Por ello, fue disponiéndolos todos a modo de arcos para que formaran a su vez galerías, de ahí el sobrenombre que le han otorgado al lugar.
Aunque no se ha dedicado a crear artesanía con las cuernas, este minero retirado sí que ha utilizado roca extraída de la mina para decorar las paredes en las que cuelga sus cuernas. La única muestra de ‘arte’ que se puede ver, es la colocación simétrica que ha confeccionado Phillips, que si bien a primera vista pueda parecer un caos, no es así.
James, que además es cazador, gasta entre 200 y 250 horas cada año buscando cuernas. En enero, cuando el tiempo es más frío intenta encontrarlas en las partes más bajas, junto al río, y durante la temporada de caza, entre octubre y noviembre, recorre los bosques en busca de carne y desmogues; aunque prefiere recoger estos últimos.
Tanto es así que, según relata, un día estaba cazando ciervos y se sentó a comer. Entonces, vio una cuerna y empezó a buscar más. Cuando quiso recordar, había dejado el rifle donde había parado a comer.
Asegura que no sabe cómo explicar esta obsesión. “Todo el mundo colecciona algo, esto es lo que yo he elegido”, afirma. A su edad todavía continúa recogiendo cuernas, pero cada vez le cuesta más. Por eso últimamente ha tenido que reducir el número de jornadas y el tiempo que pasa en el bosque.