En el marco del Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca de la Unión Europea, celebrado este lunes 26 de mayo, el Gobierno español ha mostrado su firme oposición a la propuesta de prohibir el uso de munición de plomo en la caza. La medida, impulsada por Bruselas y actualmente en fase de evaluación tras la última reunión del Comité REACH del pasado 29 de abril, ha generado un importante rechazo por parte del sector cinegético y varios Estados miembros.
Durante su intervención, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha defendido la necesidad de establecer un «periodo de transición más amplio» para que el sector pueda adaptarse. Además, ha solicitado una excepción específica que permita el uso de plomo en la lucha contra la sobrepoblación de jabalíes, argumentando los riesgos que esta supone para la agricultura y la sanidad animal.

España y otros 13 países, en contra de la prohibición
Según ha podido saber Jara y Sedal, 14 estados miembros han expresado abiertamente su oposición a la iniciativa comunitaria. Entre ellos se encuentra España, que considera que las condiciones planteadas en el borrador del reglamento no solo son poco realistas, sino que pueden tener consecuencias devastadoras para el mundo rural.
Planas ha sido tajante al respecto: «Entendemos que sería necesario un mínimo de cinco a diez años para efectuar la adaptación para la fabricación de munición a base de acero y, segundo, el control de la población de jabalíes, que me parece un tema de alto riesgo para la agricultura y la sanidad animal y entendemos que debería establecerse una excepción referida exclusivamente al uso de munición de plomo para el control poblacional».
Un plan plagado de críticas desde el primer día
Tal como informó esta revista en su momento, Bruselas pretende implantar una de las restricciones más severas jamás dirigidas contra el sector cinegético. El borrador elaborado por la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) propone limitar drásticamente cualquier tipo de munición o aparejo de pesca que contenga más de un 1% de plomo.
El plan contempla un periodo de transición de cinco años para la caza menor y solo 18 meses para la mayor. No obstante, asociaciones rurales, expertos y cazadores denuncian que los cálculos económicos usados para justificar la medida están completamente desconectados de la realidad. Mientras el documento oficial estima un coste adicional de apenas 30 euros anuales para el cazador, los precios actuales de la munición alternativa —acero, bismuto y otros— triplican o cuadruplican esa cifra. Además, muchos modelos de armas quedarían obsoletos.
Los campos de tiro, en peligro de extinción

El problema no afecta únicamente a los cazadores. Estudios recientes apuntan que hasta el 95% de los campos de tiro europeos no podrían subsistir bajo esta normativa, abocándolos al cierre. Esto tendría un efecto dominó sobre la formación y entrenamiento no solo de aficionados a la caza, sino también de cuerpos de seguridad y deportistas de competición.
El impacto social también sería significativo: se estima que uno de cada cuatro cazadores abandonaría la actividad, poniendo en entredicho la gestión poblacional de especies silvestres, como el jabalí, que ya constituye una amenaza real en buena parte del continente.
Dudas científicas y presiones ideológicas
Uno de los aspectos más polémicos del borrador es su falta de rigor científico. Diversas fuentes han señalado que la Comisión ha ignorado estudios que relativizan los riesgos del plomo en el consumo humano de carne de caza. En cambio, ha optado por basarse en informes elaborados por grupos ecologistas con una agenda abiertamente hostil hacia la actividad cinegética.
La Federación Europea para la Caza y la Conservación (FACE) ha criticado duramente esta postura, recordando que los niveles de plomo hallados en análisis no corresponden a las partes comestibles del animal. «Los informes de la ECHA no reflejan la realidad», han afirmado desde la organización, subrayando que la Comisión parece haber cedido a intereses ideológicos antes que a criterios técnicos.