Uno de los momentos más recordados de la serie documental El Hombre y la Tierra fue protagonizado por un águila real. En él, el majestuoso animal despeñaba a una cría de cabra montés desde un risco para alimentarse de su carne. Aunque muchos creyeron que se trataba de una escena espontánea, lo cierto es que fue cuidadosamente preparada por el equipo de Félix Rodríguez de la Fuente para mostrar cómo caza este ave rapaz en su entorno natural.

Emitido dentro del capítulo titulado El macho montés, el fragmento dejó una huella imborrable en varias generaciones de espectadores. La escena, cargada de tensión y realismo, mostraba con crudeza la lucha por la supervivencia en la montaña. Pero también fue objeto de debate durante años, por la crudeza de las imágenes y por las dudas que algunos espectadores plantearon sobre su veracidad. Ahora, más de cuatro décadas después, se ha desvelado cómo se grabó realmente.

Una escena mítica de la televisión

En una entrevista concedida tiempo después a Televisión Española, Aurelio Pérez, uno de los miembros del equipo de Rodríguez de la Fuente, ofreció detalles inéditos sobre el rodaje. Pérez era el encargado de cuidar y entrenar a los animales que aparecían en los capítulos, una labor fundamental para lograr imágenes tan impactantes como esta. Según relató, la escena fue planificada al milímetro para garantizar su realismo.

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«El águila se puso detrás del mirador, yo solté al chivo, él expulsó al águila de la roca y el águila solamente tuvo que llevarla», explicaba Pérez sobre el desarrollo de la grabación. El chivo, asustado por la presencia del depredador, huyó instintivamente hacia el desfiladero. El águila, previamente entrenada, completó la escena siguiendo su instinto cazador.

El objetivo de Félix: mostrar la naturaleza sin filtros

Lejos de buscar el sensacionalismo, Félix Rodríguez de la Fuente tenía un propósito claro: acercar al público el comportamiento natural de los animales ibéricos, aunque esto implicase escenas que para algunos podrían considerarse duras. En otros capítulos, ya había mostrado cómo cazaban otras rapaces, como el águila imperial, la perdicera o la calzada, pero ninguna tuvo tanto impacto como la del águila real despeñando al cabrito.

«Félix quería demostrar con eso cómo las águilas reales pueden abatir los chivos de cabra montés desde la roca», afirmaba Aurelio Pérez. Y añadía con emoción: «Él era un sabio, uno de los hombres más inteligentes de este país porque se adelantaba a las circunstancias. Félix era único, era cauto, inteligente, listo, astuto… era todo».

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Un legado que sigue vivo

Hoy, la escena sigue disponible en plataformas como YouTube y continúa fascinando a quienes se acercan a la figura de Félix Rodríguez de la Fuente por primera vez. Su forma de narrar, su pasión por la fauna y su capacidad para transmitir conocimiento con emoción han convertido su obra en un referente atemporal.

El recuerdo de esta escena nos remite a una época en la que la televisión pública apostaba por la divulgación en estado puro, sin efectos especiales ni artificios. Solo la naturaleza, la cámara… y la mirada inconfundible de un hombre que cambió para siempre nuestra forma de ver el mundo salvaje.

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