El siguiente testimonio, protagonizado por un antiguo furtivo de Doñana, es de los que te dejan pegado a la pantalla. Francisco Medina, un vecino de Almonte que fue carbonero y furtivo de esta zona y al que entrevistó el programa ‘La primavera en Doñana’ en su primer capítulo, es el eje de la filmación. Éste era un espacio que, desde 1985, contó con la dirección, el guion y la presentación de Manuel Garrido Palacios, siendo una producción de RTVE.
El testimonio de Medina, que capturaba animales para poder alimentar a sus cinco hijos y que por ellos pasó años en la cárcel, es de los que calan profundo en quien lo escucha. «¿A qué se dedica usted ahora?», le preguntaba en el inicio de la entrevista el periodista. «Yo estoy dado de baja, tengo la columna hecha polvo junto a los riñones», respondía el furtivo.
Tenía entonces 61 años, pero se encontraba mal. «He llevado muy mala vida en la marisma, en el coto, en la cárcel…». «¿Le puedo preguntar por qué?», le seguía interpelando el periodista. «Por la ley de caza», contestaba. «Yo sé lo que es un furtivo de cerca, es un desgraciado, que se busca la vida por no tener trabajo, por un venado para dar de comer a los hijos. Así era antiguamente. Ahora, lo hace otra gente. Pero nosotros, unos desgraciados. Yo he sido furtivo, y ahí hay un guarda viejo que me conoce, el guarda mayor», explicaba el hombre.
«Iba y no me salía nada; iba al coto, mataba un bicho y ganaba 15 o 16 duros que partíamos». «Los he matado con los perros, con la escopeta. Yo echaba los perros y lo mataba a puñal, yo no le he dado un tiro a ningún cochino. El venado a tiro; cuando he llevado a perros, lo mata el perro, porque el venado lo mata el perro, pero el jabalí lo tiene que terminar uno», explicaba.
«¿Qué era mayor castigo, si lo cogían vendiendo la pieza o si lo cogían dentro del coto?», le interpelaba el periodista. «El castigo era el mismo, meterlo en la cárcel. Lo mínimo cuatro o seis meses, según el proceso. Por último, se cumplía un año. Cuando se salía de la cárcel y no había qué comer, había que ir otra vez, o si no al carbón o a la madera», señalaba.
Nunca se enfrentó a los guardas
Sobre la diferencia entre el furtivo de antes y el de ahora, explicaba que «ahora van con coche, y no tienen castigo. Y no deberían tener, porque yo no le encuentro castigo, en mi opinión. Como andaba yo, no tenía que tener castigo. Y como yo había 200 en Almonte. Yo no he robado nunca una gallina», criticaba. Y señalaba que «nunca» había tenido un encontronazo fuerte con los guardas: «Pero han hecho cosas muy feas conmigo. Me han cogido y me han traído al cuartel de Almonte, me han esposado, me han pegado con otro hombre», explica.
Lo que más le «dolió», que lo condenasen por la Ley de Vagos y Maleantes
Medina explicaba en el documento gráfico que lo que más le «dolió» fue que lo condenasen por la Ley de Vagos y Maleantes: «Me dolió más que si me mataran», contestaba. «Nunca he utilizado máscara, y nunca he encañonado a nadie. Correr sí he corrido, para defenderme. Huía», añadía el furtivo.
Y a la hora de escoger la pieza, no miraba que fuese macho o hembra: «Solamente quería darle de comer a mis hijos, y que la pieza estuviera gorda. Ahora matan más, una tropa entera, con rifle. Nosotros matábamos uno o dos y para casa. Pero ahora no», denunciaba. «Si yo tuviese veinte años ahora mismo, no me echaba yo a esta vida», concluía el vídeo.
En el reportaje Medina también recuerda sus trucos para hacerse con ciervos y jabalíes y cómo se quitaba la ropa para evitar ser descubierto por los animales.