El corzo (Capreolus capreolus), también conocido como el duende del bosque, es una especie que lleva cautivando a los cazadores de media Europa desde hace años.

Como todos sabéis el corzo es famoso por su curiosidad. Muchas veces, antes de descubrir al cazador, hacen una parada obligatoria en su huida para echar un vistazo a lo que le ha perturbado.

En las siguientes imágenes queda demostrado. Un dron descubre a una manada de 11 corzos. Parece que están picoteando una siembra incipiente. A medida que la pequeña aeronave se acerca, las cabezas se dirigen al cielo.

Los duendes contra su amenaza aérea

El zumbido les llama la atención y la primera opción que toma la manada es la huida. Sin embargo, cuando son alcanzados por el dron, el grupo se detiene y le mira desafiante.

Tanto es así que el macho de mayor porte se acerca e incluso llega a pegar un brinco para hacer frente al artefacto que ha osado perturbar la calma de su prole.

Un dron se cuela en un bando de palomas torcaces

Aquí las palomas torcaces se concentran a finales de otoño e invierno, llegando a causar graves problemas en algunas zonas adehesadas por la gran cantidad de bellotas de las que se alimentan, esquilmando los encinares destinados al apreciado cerdo ibérico.

En algunos países de Europa se la considera plaga, dado que los grandes bandos en los que llegan a reunirse provocan cuantiosos daños en algunos cultivos agrícolas. En los últimos años se ha sugerido que las palomas juegan un papel importante en la transmisión de la tricomoniasis, una enfermedad típica de estas aves que está repuntando en los últimos años y que pone en jaque a las poblaciones, si bien es más común en las palomas urbanas.

Mostramos a continuación otro vídeo similar al protagonista de esta noticia y que publicamos a inicios de noviembre.

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