El cazador Francisco Javier Ruiz, de 31 años de edad y natural de la ciudad malagueña de Antequera, abatió el pasado sábado durante una montería en abierto celebrada en la finca ‘La Garganta’, ubicada en las cercanías del municipio de El Real de la Jara (Sevilla) dos jabalíes y un llamativo zorro carbonero.

El cazador relata su jornada

«El día comenzaba a las 5 de la mañana, con los primeros timbres del despertador. Nos poníamos camino de lo que parecía un día prometedor», comienza relatando el cazador. «A las 8 llegamos a la junta en un cruce de caminos, esperándonos allí las características migas para un desayuno con el que afrontar el día. Minutos más tarde procedimos al sorteo, donde cada uno cogía su sobre de la mesa. Cuando llegó mi turno cogí el sobre, que me asignaba ‘El collado de la sal n°2’ , uno de los primeros cierres en salir», señala Ruiz.

Así comenzaba la jornada el joven poniendo rumbo al puesto, que estaba situado al principio del perímetro de la mancha y que, según detalla, era muy cerrado y con poco tiradero en una zona bastante sucia. Tras la suelta de las rehalas, se produjeron los primeros disparos en la mancha: «Al paso de los perros por nuestro puesto, el rehalero cantó que habían levantado unos jabalíes. Pero ninguno llegó a nuestro puesto. Las detonaciones no paraban y cada vez eran más continuas», recuerda.

El primer jabalí de la mañana

Sin esperarlo, varios perros se volvieron levantando varios cochinos debajo de su puesto. «En un momento uno de ellos frenó y empezó a pelearse con los perros, pareciéndome un buen ejemplar. Mientras la pelea transcurría, otro cochino se acercó parándose cerca del único claro que tenía, apuntándolo; esperé un poco a que cumpliera un poco hacia el claro para poder efectuar el disparo», que fue certero, indica.

Y el segundo cochino de la jornada

Otra imagen de las piezas. © F. J. R.

La mañana discurría y otra vez los perros levantaron los cochinos. Por un cerro, justo frente al puesto, paso un zorro, al que su tío, Juan Corbacho -que le acompañaba en aquella jornada- apuntó, pero no quiso disparar. «Tras mi insistencia, lo hizo y justo al disparo se arrancó otro jabalí, esperando su pasada por el mismo claro donde el otro había sido abatido, acertando también», explica Ruiz sobre el lance en este caso de su tío.

Al finalizar la montería se acercaron a ver al zorro con la grata sorpresa de su color carbonero: «Con el zorro ya en el puesto, nos sorprendió su espectacular y raro pelaje, la primera vez que veíamos un zorro con esas características. Siendo para nosotros el trofeo de la montería», finaliza el cazador.