España ha confirmado que la cabra montés desempeña un importante papel en el ciclo de la bacteria causante de la queratoconjuntivitis infecciosa (IKC). Esta es una enfermedad ocular muy contagiosa que afecta a los caprinos domésticos y salvajes.

Aunque existen también otros micoplasmas que podrían estar involucrados, a día de hoy, la Mycoplasma conjunctivae es la principal causa de IKC. Se puede transmitir por contacto directo, dispersión aérea y vectores mecánicos, como las moscas de la familia Muscidae.

Los síntomas de la enfermedad

En cuanto a los signos clínicos que tienden a aparecer, estos suelen ocurrir bilateralmente e incluyen algunos como secreción ocular, epífora, conjuntivitis leve y opacidad corneal, dando lugar a ceguera transitoria en la mayoría de los casos. Asimismo, se han detectado lesiones cerebrales asociadas con queratoconjuntivitis infecciosa en ungulados salvajes de montaña.

La recuperación de los animales infectados por IKC suele ser espontánea. Sin embargo, también es posible que evolucione y perfore la córnea cuando no se aplica tratamiento. De este modo, llega a provocar lesiones oculares irreversibles y, por lo tanto, ceguera permanente.

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Cabra montés. © JDG

Sin casos de la enfermedad en humanos

Hasta el momento no se ha conocido ningún caso de IKC en humanos por transmisión zoonótica de M. conjunctivae. Sí han informado, en cambio, en poblaciones silvestres de rebeco, íbice alpino, íbice ibérico, muflón y buey almizclero de la mayoría de las cadenas montañosas europeas. Es por ello que se considera una de las principales enfermedades de los rumiantes salvajes de montaña.

Tiene una morbilidad que oscila entre el 50% y el 90%, así como una mortalidad de entre el 15% y el 20% por inanición o caída de acantilados como consecuencia de la ceguera, impidiendo al animal a encontrar alimento o desplazarse con seguridad.

Transmisión entre la cabra montés y animales de ganado

En lo que respecta a la transmisión interespecífica de Mycoplasma conjunctivae, esta puede darse en las praderas de ecosistemas montañosos, estacionalmente compartidos por la comunidad de huésped de rumiantes domésticos y salvajes desde primavera hasta otoño.

Hablando del ganado, las ovejas se han considerado, de manera tradicional, el reservorio de M. conjunctivae. Asimismo, también como fuente de infección para los ungulados silvestres, los cuales actuarían como huéspedes indirectos en los ecosistemas de montaña.

Es importante puntualizar que las ovejas domésticas son la especie en la que las infecciones asintomáticas aparecen con mayor frecuencia. Por el contrario, los huéspedes salvajes tienden a sufrir signos clínicos más graves.

La cabra montés, «clave en el mantenimiento y propagación» de la enfermedad

Un reciente estudio sobre la dinámica de infección por M. conjunctivae ha dado a conocer nueva información acerca de la transmisión de esta enfermedad entre las especies domésticas y las salvajes.


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Sus resultados descubrieron que «la cabra montesa debe considerarse una especie clave en el mantenimiento y propagación de la infección en zonas compartidas de alta montaña, no solo porque es capaz de mantener la infección intraespecíficamente, sino también por su probable papel en la propagación de la IKC entre rebaños de ganado».

Ante dicho hallazgo, los autores del trabajo han instado a implementar «un monitoreo integrado de vida silvestre para detectar cualquier cambio en el estado de la IKC en el Espacio Natural de Sierra Nevada».

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