El cazador Francisco Javier Bautista, de 25 años de edad y natural del municipio salmantino de Hinojosa de Duero, abatió junto a su padre el pasado domingo 13 de noviembre en un coto ubicado en plenas Arribes del Duero un enorme jabalí con un imponente trofeo que podría ser «medalla de plata alta» tras su paso por el taxidermista.

El cazador, que ha narrado a la redacción de Jara y Sedal el lance, explica que al principio de éste estuvo presente su abuelo Salvador Bautista, de 76 años de edad, al que se lo dedica: «Se emocionó mucho al saber que habíamos cazado este jabalí», explica el joven cazador a este medio.

Así fue el intenso lance con el que padre e hijo se hicieron con el jabalí

El cazador, con el jabalí. © F. J. B.

El coto donde Francisco Javier y su padre estaban cazando tiene casi 12.000 hectáreas y está ubicado en las cercanías del Parque de las Arribes del Duero: «Había sacado minutos antes un jabalí que no me había dado tiempo a cortarlo y, entre tanto, apareció éste», expone el joven. «Llevábamos tres años tras él, lo habíamos visto pero no lográbamos dar con él ni encontrárnoslo de frente». Y ese día fue. «Me alegré especialmente por mi abuelo, que no caza por problemas de salud y estuvo al principio de la jornada», vuelve a recordar Bautista.

Trofeo del jabalí. © F. J. B.

Fue un lance «rápido pero intenso», en el que, tras toparse con el enorme macareno, el cazador lo abatió a unos 20 metros de distancia: «Pesaba más de 100 kilos y tenía la barriga llena de bellotas. El mérito lo tiene que lo hayamos abatido al salto en plenas Arribes. Nosotros no habíamos visto nada igual nunca en este lugar», confiesa.

Además, el lance fue cerca, a unos 20 metros: «Es un coto que hay mucha caza, pero es muy difícil de abatir porque es un terreno muy sucio», añade el cazador charro.

Un trofeo que podría ser «medalla de plata alta»

El cazador, con el jabalí. © F. J. B.

El trofeo del animal ya está en manos del taxidermista: «Me ha dicho que puede ser medalla de plata alto; tiene un grosor importante, y los colmillos tienen una gran belleza, al igual que las amoladeras», señala el cazador.

El cazador, con su padre y el jabalí. © F. J. B.