El ave acuática de caza por excelencia es el ánade real aunque alguna otra especie como la cerceta común también puede ser la reina en cualquier humedal en el que se pose. Darles caza no es fácil, los gélidos amaneceres ponen a prueba la resistencia de los cazadores en el agua. Embutidos en sus prendas impermeables de abrigo, tratan de mantenerse calientes a la espera del paso de los patos. Son momentos de frío y humedad para los que, si no estás preparado es mejor que te quedes en casa.

Además, el plumón invernal que protege sus zonas vitales, obligan a disparar cartuchos contundentes con perdigones más grandes de lo habitual. Dicho esto, jamás habríamos pensado que esas exigencias del guion patero pudieran llevarse al extremo, hasta el punto de poner los pelos de punta. Pero hubo un tiempo en el que no se cazaban así.

Patos a cañonazos

El vídeo que vas a ver a continuación muestra una de las formas más antiguas de cazar patos. Está filmado en 1945 en Fens, una región de marismas al este de Inglaterra, pero esta modalidad también se practicó en España. En el entorno de Doñana aún se conserva algún cañón patero, que era la formidable arma que se empleaba. A través de la vetusta grabación, vemos cómo, vestido con ropajes de la época, el cazador se tumba literalmente en una pequeña embarcación. Esta, muy rústica y de madera, está equipada con el mencionado cañón patero capaz de derribar varios patos de un sólo disparo.

El hombre se acerca con sigilo a la orilla de la marisma cuajada de aves acuáticas y, sin levantar el pecho de la embarcación, dispara, abatiendo en el acto cinco o seis patos. En este caso solo fueron esos, pero hay crónicas que hablan de decenas de patos abatidos con un solo disparo. Su capacidad de fuego es tan devastadora que su uso fue prohibido en España por la Ley de Caza de 1970, una restricción que, obviamente, sigue vigente hasta la fecha.

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Otra arma de caza histórica, a pleno rendimiento en 2020

Los cazadores de hoy en día tenemos a nuestro servicio multitud de avances y tecnologías. Son cosas que nos permiten practicar nuestra afición de forma más segura, eficiente y sencilla.

Muchos cuentan con rifles de potencia contrastada, capaces de acertar a un euro a varios centenares de metros; otros disfrutan de visores que les permiten disparar a distancias lejanas las 24 horas del día.

¿Pero qué pasaría si volviéramos a cazar un ciervo como lo hacían nuestros ancestros? Para responder a esta pregunta, el cazador americano John Royer, del canal Leatherwood Outdoors, se lanzó a los montes de Pensilvania durante el mes de enero. Su objetivo: cazar un ciervo disparando con un long rifle Flintlock Fowler del calibre .50.

Este es el fantástico resultado:

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