Los años pasan y, con ellos, van apareciendo cada vez más avances que nos hacen la vida más fácil. También esto se extiende a la caza. Los cazadores contamos con un equipamiento que nos ayuda en nuestra actividad y que, a menudo, creemos que es fruto del progreso y de la modernidad. Pero muchas veces la historia nos tiene reservadas pequeñas sorpresas.
Y una de ellas podemos encontrarla en el Museo del Prado. Este templo de la historia pictórica esconde una obra que, para quien no sea cazador, puede ser un trabajo más del pintor Frans Snyders, de Amberes. Nos estamos refiriendo al cuadro titulado La caza del jabalí, que fue pintado en 1636 y que muestra una escena de montería en la que varios perros persiguen a un enorme macareno. De ellos, dos yacen en el suelo heridos por los colmillos del animal salvaje, mientras que varios más corren tras él.
A diferencia de los que han recibido las colmilladas, estos llevan puesto un chaleco o peto de protección que nos recuerda a los modernos chalecos de protección que utilizan los perros en la caza del jabalí. Un objeto que creíamos exclusivo de nuestro tiempo.
Hace cuatro siglos ya existían los chalecos de protección para perros
Por lo que aparenta en la obra, el chaleco parece estar fabricado a base de algún tipo de tela. Sin embargo, a día de hoy cuentan con tejidos especiales con Dyneema o Kevlar. El primero es una fibra de polietileno de alto rendimiento que ofrece la máxima fuerza y un peso mínimo. El segundo es una fibra ligera de aramida con una extraordinaria fuerza y resistencia
A pesar de las diferencias que presentan en sus materiales, lo que este cuadro nos demuestra es que, en esa época, los cazadores ya podían contar con un producto similar -salvando las evidentes diferencias-, a lo que actualmente nos puede parecer una gran novedad.
Así son los chalecos de protección para perros modernos
En concreto, estos chalecos de protección para perros suelen consistir en petos completos que, además, pueden llevar un añadido para abarcar más superficie del cuello o de las axilas. De este modo, protegen al perro de las colmilladas del jabalí, que son muy peligrosas y pueden provocar heridas.
Por la forma en la que se han confeccionado, son capaces de amoldarse a todas las razas, desde las más pequeñas hasta las más pesadas. En cuanto a las tallas, estas se miden en función del perímetro del pecho que tiene el animal.
A pesar de lo que se puede pensar al ver este producto, lo cierto es que no limitan, en absoluto, los movimientos del can. Esto es gracias a que se fabrican buscando un equilibrio entre la ligereza y un alto nivel de protección sin que sea muy rígido.