Un pastor murciano halló el pasado sábado, 11 de marzo, el cráneo de un jabalí con un descomunal trofeo. Sus colmillos miden la friolera de 26 centímetros de largo cada uno y 3 centímetros de ancho, lo que podría haberle otorgado entrar en el ‘top ten’ del ranking nacional si hubiera sido abatido y homologado por un cazador.
Ha sido un seguidor de Jara y Sedal, Alejandro Saorín, quien ha enviado a esta redacción las imágenes del descomunal animal. En concreto, según nos confirma este cazador, el lugar en el que el pastor halló el cráneo fue en las cercanías de la localidad murciana de Cieza.
Hay que tener en cuenta que el actual récord de jabalí está en manos del cazador Tomás Higuero por un ejemplar cazado en febrero de 1983 que poseía unos colmillos de 3,05 y 3,06 centímetros de ancho, medidas en este caso inferiores a las que asegura Saorín que ha alcanzado el ejemplar de Cieza.
Tercera imagen de la medición del trofeo. © A. S.
Así se topó el pastor con el jabalí
El cazador murciano y miembro de la Sociedad de Cazadores de Cieza, ha explicado a la redacción de Jara y Sedal que Antonio Cristian Tenza Cascales, el pastor que encontró el cráneo, es amigo de su padre y que lo llamó en cuanto lo vio.
«Estaba por los montes de Cieza y nos llamó el sábado por la tarde, diciéndonos que se había encontrado una cabeza de jabalí muy grande. Pesaba cuatro kilos y nos dijo que no se la podía traer, ya que estaba a 9 kilómetros andando de donde se encontraba», explica Alejandro.
Al día siguiente, el cazador y su hermano se acercaron al lugar: «Tenía una espina dorsal de metro y medio y una anchura de vértebras de 10 centímetros. La parte de arriba de la cabeza la encontré en un bancal, y más abajo la otra. Además, cuando nos íbamos, vimos unos perros por la zona: se ve que se lo comieron y movieron los huesos», señala.
En la Sociedad de Cazadores de Cieza «sí que hemos abatido jabalíes grandes, pero no en esa zona, porque son unos terrenos que los compraron para edificar, pero al final no han hecho nada. Nuestra sociedad linda unos 3 kilómetros más arriba de donde estaba este animal», explica.
El jabalí «no presentaba signos de que le hubiesen disparado ni nada, sino de haber muerto de viejo o de alguna enfermedad, aunque esto último es algo que me extraña», reconoce el joven. Sin duda, un final épico para un jabalí que habría ganado la batalla a todos los cazadores con los que se cruzó en su dilatada vida.