El pasado fin de semana, en los montes de Asturias, el joven cazador David Fernández logró abatir un precioso corzo que llevaba siguiendo desde hacía semanas. El ejemplar, con un destacado perlado, le tenía completamente obsesionado. El destino quiso que fuera en el último día de su particular aventura cuando, gracias a la intuición del guarda que le acompañaba, se presentara la ansiada oportunidad.

Un corzo diferente en los montes asturianos

El animal no era un corzo cualquiera. A ojos de David, tenía algo que lo hacía único. Según relata a Jara y Sedal, se trataba de un ejemplar más grueso y perlado de lo que suele verse en esa zona del norte peninsular. Desde que lo vio por primera vez, supo que ese iba a ser su objetivo principal de la temporada.

Durante cerca de dos meses le dedicó incontables horas de campo, estudiando sus movimientos y zonas de campeo. Sin embargo, con el inicio de la temporada de recechos, el corzo desapareció misteriosamente. Las altas temperaturas pudieron tener algo que ver, dificultando los avistamientos y sumiendo al cazador en la incertidumbre.

El corzo reaparece cuando ya todo parecía perdido

Fue entonces cuando Jose, el guarda con el que compartía jornada, tuvo una corazonada. Aseguró que el corzo podía estar en unos prados menos habituales, y su experiencia no falló. Allí estaba el ansiado animal, acompañado de una hembra. La emoción se disparó.

David y Jose con el corzo. © D. F.

«El lance fue rápido, porque los corzos ya barruntaban algo y en cualquier momento iban a emprender la huida. A gatas, avancé hasta un muro que me sirviese para ocultarme y como apoyo. Le tiré cerca, a unos 120 metros, y al apretar el gatillo ya le vi caer desplomado». Así lo recuerda David, emocionado por cerrar una historia tan intensa como exitosa.

Un lance inolvidable y un corzo especial

El cazador observa el bonito corzo. © D. F.

El cazador utilizó un rifle Tikka T3x en calibre .308 Winchester y munición Fox Bullets de 150 grains. Para él, no se trata de si es el mejor o peor corzo, sino del esfuerzo y dedicación que hubo detrás. Lo define como «el más especial» por todo lo vivido.

«Qué bien sabe un corzo trabajado, al que has dedicado tantas horas y al que tantos días parecía que se le había tragado la tierra. Me da igual si es mejor o peor corzo, para mí es el más especial y el lance me deja un increíble sabor de boca».

Detalle de la cuerna del animal. © D. F.

David Fernández, quien ya fue protagonista en Jara y Sedal en diciembre por el descomunal jabalí de 140 kilos que abatió, vuelve a demostrar su pasión por la caza mayor. Este corzo marca un nuevo hito en su trayectoria, y lo hace reafirmando lo que muchos ya saben: el veneno del duende engancha como pocos.

El corzo contaba con un precioso perlado. © D. F.

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