Ismael Sánchez, su hermano José Pascual y su amigo Antonio Paraíso vivieron un apasionante fin de semana de rececho en Guadalajara a mediados del pasado mes de abril. Las aventuras se sucedieron continuamente… y las anécdotas, también. Nos las cuentan.
4/7/2019 | Redacción JyS

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Ismael Sánchez, con el corzo recién abatido. / I.S.

El joven murciano Ismael Sánchez –de 34 años de edad- ha logrado hacerse en una finca de la provincia de Guadalajara con un corzo con una larga cuerna y 8 puntas después de que su amigo Antonio Paraíso –de 33 años- lo fallase el día anterior hasta en dos ocasiones y, en una de ellas, se partiese la ceja derecha con el visor del rifle al disparar.
Ismael ha narrado para Jara y Sedal la historia del intenso fin de semana que vivió junto a su amigo y a su hermano José Pascual Sánchez -30 años- en tierras alcarreñas. Los tres forman parte de un grupo de amigos murcianos amantes de la caza llamado ‘Monteros de Altura‘, que suelen practicar la caza del jabalí en batida. Este año decidieron organizar varios sorteos de caza, entre ellos tres recechos de corzo en la provincia de Guadalajara.
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Otra imagen de Ismael con el cérvido. / I.S.

«Nos pusimos en contacto con una empresa de Sigüenza, le ofrecimos nuestro presupuesto y accedieron», explica el joven. Uno de los tres corzos que sortearon le tocó a Antonio Paraíso, que es uno de los mejores amigos de Ismael, y los otros dos a dos cazadores de Madrid. Ismael Sánchez no se lo pensó ni un segundo y acompañó a su amigo Paraíso junto a su hermano hasta Castilla-La Mancha para tratar de hacerse con el animal. «Además, nosotros también nos echamos nuestro rifle por si acaso había algún problema, pero no íbamos con idea de tirar ninguno…», relata Ismael para este medio.
La aventura comenzó un viernes por la mañana. «Yo me fui con mi mejor amigo y mi hermano acompañó al otro hombre del sorteo», explica el joven. Nada más llegar, vieron al corzo protagonista de esta historia, «que cumplía con creces las expectativas», pero su amigo lo falló hasta en dos ocasiones, una de ellas «partiéndose la ceja de un golpe con el visor a pesar de que lleva muchísimos años cazando», cuenta entre risas Ismael.
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El trofeo del corzo ha dado días después un peso de 600 gramos. / I.S.

Horas más tarde, vieron otro corzo al que le hicieron la entrada y, a menos de 200 metros, su amigo Paraíso lo falló de nuevo. Ya iban tres disparos errados. «Pilló un cabreo de miedo…», explica sobre el momento Ismael. Poco después siguieron cazando y vieron otro «bastante bueno» y, ahora sí, a la cuarta su amigo logró abatirlo. Pero lo mejor estaba por llegar…
«Decidimos quedarnos a dormir en Guadalajara y, ya que habíamos viajado, tratar de volvernos con otro corzo», explica Ismael. Al día siguiente dedicaron varias horas a tratar de localizar un corzo bonito hasta que dieron con el que el día anterior había fallado por dos veces su amigo. «No sabíamos que era tan bueno que era hasta que lo cobramos. Estuvimos más de media hora para que el animal se levantase, un tiempo eterno para nosotros… fueron unos largos minutos con la buena suerte de que lo vimos incorporarse». De un disparo con su rifle Tikka en calibre .300 Winchester Magnum se hizo con él. En cuanto al trofeo del animal el cazador dice que «es muy bueno», que lo ha pesado días después y que ha dado 600 gramos. Aunque aún perderá peso a buen seguro será un corzo medallable que no olvidará nunca. Y su amigo probablemente… menos aún.