Vallado cinegético. / ForestCaza
1. ¿Por qué vallar?
Muchos propietarios de fincas privadas de caza mayor abiertas se plantean hacerlo para garantizar tanto los resultados de las cacerías como la seguridad de sus terrenos frente a los furtivos. Pero también hay inconvenientes: si su superficie es pequeña, puede traducirse en problemas de consanguinidad de nuestras especies, así que si lo haces te verás obligado a introducir animales de otras fincas cada cierto tiempo. También habrá quien rechace cazar en tus dominios por considerarla una caza ‘artificial’. Por último, vallar cientos o miles de hectáreas no es precisamente barato. Recomendamos hacerlo sólo cuando no sea posible dar viabilidad económica a tus terrenos de otro modo, pues siempre es mejor potenciar la gestión de terrenos abiertos. Tú decides.
2. ¿Qué requisitos debe cumplir mi finca?
El primero, contar con una superficie mínima que suele estar reflejada en la normativa cinegética de cada comunidad. En Andalucía, por ejemplo, es de 2.000 hectáreas, por 1.000 en otras como Castilla-La Mancha y Valencia y de 500 en aquellas reguladas por la Ley de Caza de 1970, como Madrid y Cataluña. El segundo requisito es solicitar el vallado a tu ayuntamiento a través del correspondiente formulario. Si cumples ambos y entre los usos urbanísticos se contempla el destino de los terrenos como rústicos con aprovechamiento cinegético como finca cercada de caza, podrás hacerlo.
3. ¿Qué tipo de vallado me conviene?
Las cinegéticas, también llamadas ganaderas o anudadas, son vallas de tela metálica soportada comúnmente por postes de madera. Se usan normalmente para ganado en pastoreo extensivo y fincas privadas de caza, y se caracterizan por los grandes cuadros que forman los alambres verticales y horizontales. Hay dos tipos. En las más habituales el alambre vertical va enrollado en el horizontal. Es el conocido como nudo de muelle. En las llamadas ‘de alta tensión’, los nudos entre los alambres horizontales y verticales se realizan mediante otro alambre independiente. De ahí su nombre: nudos independientes. Estas últimas son las más recomendables para la caza mayor, ya que garantizan una mayor resistencia y duración. El grosor de los alambres puede ir desde 1,9 a 3 milímetros, y las alturas habituales oscilan entre 80 centímetros y dos metros. Para identificar un tipo de valla suele utilizarse la siguiente fórmula: por ejemplo, 200/22/15, donde 200 sería la altura, 22 el número de alambres horizontales y 15 la separación entre los verticales.
4. ¿Cuánto me costará y cuándo estará listo?
Las empresas suelen ofrecerte un presupuesto por metro o kilómetro lineal, que suele rondar entre los 7 y 15 euros. ¿Por qué tanta diferencia? No es lo mismo vallar una finca llana donde la instalación de los postes puede hacerse de manera mecanizada y el transporte del material resulta sencillo que aquellas otras de orografía más abrupta donde sea necesario ‘cavar’ e incluso haya que utilizar un helicóptero para transportar el material. Para hacerte una idea, vallar un coto de caza mayor medio de unas 2.500 hectáreas puede costar alrededor de 200.000 euros. En cuanto a los plazos, si no quieres que tarden más de lo previsto, exige que el presupuesto definitivo refleje los días necesarios para vallar un kilómetro –unos 20 en el caso de una cuadrilla de tres o cuatro obreros especializados–.
5. ¿Cómo debo vallar?
Para evitar fugas, la altura de la valla varía en función de la especie: en el caso de jabalí, corzo y gamo debe ser de entre 1,60 y 1,80 metros; en el del ciervo, de 2,20. Lo mismo sucede con la distancia entre postes: en el caso del suido ha de ser de entre dos y cuatro metros, y de entre cuatro y seis para los cérvidos. Por cierto, si quieres evitar que los cochinos tengan una vía de escape deberás enterrar los primeros 20 centímetros del vallado: son especialistas en levantarlo. La distancia entre los hilos verticales de la malla anudada será de 15 centímetros, y entre los horizontales aumentará progresivamente desde los cinco centímetros de la parte inferior hasta los 20 de la superior de modo que los cuadrados más grandes queden arriba.
6. No olvides dejar pasos para la fauna
Debes habilitarlos cada 500 metros en zonas de bosques, monte bajo, arroyos y riberas, para facilitar que los animales puedan desplazarse de un lado a otro para colonizar nuevos territorios. En áreas agrícolas y abiertas bastará con hacerlo cada kilómetro. Su ancho será de 25 centímetros y su altura debe permitir el paso tanto de especies de caza mayor y menor y de otros pequeños animales.
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