En una escena tan absurda como preocupante, un hombre bajo los efectos del alcohol, la cocaína y el cannabis atropelló a un jabalí el pasado diciembre en Avord, una localidad del departamento de Cher, en el centro de Francia. Lejos de asumir su responsabilidad, el individuo descargó su ira contra un grupo de cazadores que se encontraba en la zona, culpándolos del siniestro y amenazándolos con quitarles la vida. Los hechos acaban de ser juzgados y han provocado una profunda indignación entre el colectivo cinegético.
El acusado, de 36 años, no solo estaba ebrio y drogado, sino que además portaba un brazalete electrónico en el momento del incidente. Esto no fue obstáculo para que, tras estrellar su coche contra un jabalí, bajara del vehículo hecho una furia. Según recoge el diario Le Berry Républicain, el hombre se dirigió directamente hacia los cazadores que estaban desarrollando una batida en la zona y los acusó de ser los causantes del accidente.
«Había una cacería en marcha, y no estaba anunciada. ¿Cómo se permite eso en una carretera departamental un viernes?», vociferó durante el juicio. El individuo, que cuenta ya con una treintena de condenas previas, no dudó en amenazar a los presentes y acabar arrojando una piedra contra uno de sus vehículos.

Amenazas, daños y agresividad
El episodio se volvió aún más violento cuando el agresor, tras proferir insultos y amenazas de muerte, lanzó una piedra de gran tamaño que golpeó uno de los coches de los cazadores. Aunque en ese momento no se produjeron lesiones personales, el daño material fue evidente, y el temor de los testigos a que la situación fuera a más también.
La tensión solo se rebajó cuando algunos de los cazadores lograron contactar con las autoridades, que se personaron en el lugar. Fue entonces cuando se comprobó que el individuo tenía antecedentes penales y se encontraba bajo libertad vigilada. En su alegato ante el tribunal, mostró un aparente arrepentimiento: «Me avergüenzo de estar ante ustedes, soy padre de varios hijos», dijo al borde del llanto.
Una condena que no pasa desapercibida
Los jueces no pasaron por alto la gravedad de los hechos. El acusado ha sido condenado a un año de prisión, de los cuales seis meses deberán cumplirse de forma efectiva. Además, se ha revocado parte de una condena anterior suspendida y se le ha retirado el carnet de conducir durante seis meses.
Este caso ha reabierto en Francia el debate sobre la seguridad en los entornos rurales donde se celebran batidas autorizadas. Aunque la versión del acusado señalaba que la cacería no estaba señalizada, las investigaciones apuntan a que los cazadores actuaban dentro de la legalidad, y que el atropello se debió exclusivamente a la conducción temeraria del individuo.
Desde diversos colectivos cinegéticos se ha condenado lo sucedido. A través de redes sociales, varios representantes han subrayado el peligro que supone tolerar comportamientos agresivos hacia los cazadores, especialmente cuando son víctimas de agresiones infundadas.
Violencia contra los cazadores: una tendencia preocupante
Aunque se trata de un caso extremo, no es el único. En los últimos años, se ha detectado un aumento de los incidentes en los que personas ajenas al medio rural o con actitudes violentas han arremetido contra cazadores. Las federaciones reclaman mayor protección legal y campañas de sensibilización que visibilicen su papel como gestores del territorio y garantes del equilibrio natural.
La combinación de imprudencia, drogas y agresividad vivida en Avord es un reflejo de esa creciente tensión social, alimentada muchas veces por la desinformación y el desconocimiento del entorno rural. Por suerte, en este caso, no hubo víctimas humanas. Pero el miedo y la violencia gratuita vividos por quienes estaban cumpliendo con su labor de gestión cinegética no pueden quedar impunes.