Quedan muy pocos días para que de comienzo una nueva temporada de corzos. Si bien para muchos se trata de una temporada más en la que salir tras el duende del bosque, para las nuevas generaciones de cazadores puede que se trate de la primera vez que salgan tras sus pasos. En ese caso, lee atentamente los siguientes consejos para disfrutar al máximo de una de las especies que más adeptos tiene en España.

1. Conseguir un precinto

Algo que a priori parece una tarea sencilla no lo es tanto, porque una vez decidido el sitio donde queremos ir a intentar cazar un corzo tenemos que ver cuándo hay disponibilidad de permisos en la zona. Normalmente, en las áreas con mayor fama por sus grandes trofeos o mayor densidad suelen ser más complicado conseguir ese ansiado precinto.

2. Tener los papeles en regla

Necesitarás también la licencia de caza de la comunidad donde vayas a cazar y seguro de responsabilidad civil, accidentes y defensa jurídica como el de Mutuasport, así como el permiso de medioambiente y del coto para llevar a cabo el rececho. Además, ten en cuenta que en algunas autonomías es obligatorio salir al campo acompañado por un guía designado por el propio coto o un celador si de una reserva se tratase.

3. Examinar el terreno

Una visita previa al cazadero nos permitirá conocer la ortografía del terreno, las lindes del acotado y los lugares más querenciosos. Si no es posible, podemos analizar el lugar a cazar en Google Maps, Google Earth o cualquier otro mapa topográfico virtual.

4. Estudiar los hábitos de los corzos de la zona

Es aconsejable, como decíamos, conocer qué prados o siembras son más querenciosas, allí donde carean apurando los últimos bocados antes de ir al encame a las mañanas o donde intentar hacer una espera de tarde.

Estudiar las zonas querenciosas es fundamental para saber por dónde acercarnos a ellas sin espantar a los animales que ya hayan salido de su encame. © Ángel Vidal

5. Preparar el equipo

Mochila, botas, elementos de apoyo (vara, bípode o trípode), los prismáticos son una pieza imprescindible en cualquier tipo de rececho y lo más importante, comprobar que nuestra arma esté puesta a tiro y no se nos allá movido por causa de algún golpe o cualquier otro infortunio.

6. Pensar como un corzo

Al comienzo de cada salida debemos pensar y analizar dónde estaríamos nosotros más cómodos según la climatología en ese momento o de la noche anterior. También debemos de prestar especial atención a la flora del lugar, observando las especies que les resultan más apetitosas en el momento de su floración o cuando de sus tiernas yemas salen jugosas hojas nuevas que tanto les gustan a estos golosos.

corzo
Corzo entre la maleza. © Shutterstock

7. Atender a las señales

Las escodaduras en ramas o árboles jóvenes nos indica que estamos en el territorio de un macho. Las huellas también nos darán mucha información de las idas y venidas de los Capreolus capreolus.

8. Tirar de prismáticos y más prismáticos

Localizarlos en el campo no es una tarea sencilla: de hecho, se les conoce como los duendes del bosque por su capacidad de aparecer y desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Repasar una ladera, un campo o un perdido con detenimiento y paciencia y la ayudad de una buena óptica es vital para localizar ese ejemplar que estamos buscando.

prismáticos
Para poder cazar hasta última hora del día es esencial tener unos prismáticos luminosos. © Ángel Vidal

9. En el lance, contar con un apoyo

La dificultad del disparo radica en el pequeño blanco que nos ofrece: 20 centímetros de diámetro es la superficie de su zona vital. La distancia de tiro no suele ser excesiva (entre 100 y 200 metros), pero varía en función del terreno donde cacemos y de la distancia en la que nos sintamos cómodos al apretar el gatillo. Un apoyo en muy importante, casi decisivo en el éxito o fracaso del lance. Nos podemos ayudar de una horquilla, unos sticks, un bípode acoplado a nuestro rifle… o apoyarnos sobre nuestra mochila o cualquier otro elemento que nos ayude en la estabilización del arma.

Fast Tripod Gen 3 Lite
Carlos Vignau prueba el Fast Tripod Gen 3 Lite. © Ángel Vidal

10. Disfrutar con todos los sentidos

Ya hemos disfrutado de la caza del más pequeño de los cérvidos con la vista, con el oído e incluso el olfato. Pues bien, aún nos queda otro sentido: el gusto. Gracias a su importante aporte de proteínas y a su bajísimo porcentaje de grasas y calorías es una de las carnes de caza más apreciadas, resultando ideal para personas que siguen una dieta, con problemas digestivos o que padecen anemia. Para mí, no hay nada más gratificante que compartir un buen rato con las familia o los amigos disfrutando de un manjar como este. Buenas caza… ¡y salud!