1. Haz una visita al coto de caza

Pide permiso a su propietario para dar unos cuantos paseos por sus terrenos y fíjate en aquellas pistas que te permitan averiguar cuál es la densidad de sus poblaciones… o si está o no bien gestionado. Si es de menor debe contar con al menos un bebedero o comedero por cada 50 hectáreas y siembras para la caza.

La presencia de guardería y la correcta colocación y mantenimiento de las tablillas también son signos de buenos cuidados. Si es de mayor, visita los comederos, siembras, praderas y otras querencias. Quien mejor las conoce es su propietario: pídele además las facturas de daños y seguros contratados y toda la documentación que te permita hacerte una idea de la densidad de animales que albergan estas tierras.

2. El plan técnico te dirá qué estás arrendando

Un coto de caza debe redactar un nuevo plan técnico o de aprovechamiento cinegético cada cinco años. No es necesario que te muestren la memoria completa de dicho plan, pero sí la resolución que la Administración facilita al propietario cada vez que éste se renueva. Esta documentación incluye toda la información necesaria para saber qué estás contratando.

En ella se incluyen modalidades, cupos por cazador y día, número de precintos y días de caza autorizados, número máximo de socios o cazadores, delimitación en cuarteles si las hubiera, superficie total y de cada uno de estos cuarteles, capturas del plan anterior y las previstas en el futuro… Si son reacios a mostrártelo piensa que algo ocultan: quizá parte de la información que hasta el momento te han facilitado no sea verdad.

3. Pregunta a los vecinos de la zona

Consigue la información más completa sobre el coto de caza y su arrendador. Lo ideal es contactar con antiguos socios, pero no siempre es fácil. Habla con la gente del pueblo, contacta con el técnico de Medio Ambiente… Agricultores y ganaderos también te darán datos valiosos: son a quienes afectan directamente los daños. Pregúntales si se les pagan, si se han realizado peritaciones y su cuantía. Son quienes más tiempo pasan en el monte y mejor te orientarán sobre la densidad de especies cinegéticas y su gestión. 

4. Paga el precio justo

¿Buscas una o varias acciones? ¿O pretendes quedarte en exclusiva con el aprovechamiento cinegético? Esto suele salir más caro; en el primer caso, podrás contratar sólo lo que te interesa: media veda, esperas de jabalí por daños, precintos… En cuanto a los precios medios, algunos cotos sociales de menor de Cuenca, Ciudad Real, Toledo… venden acciones para ‘forasteros’ por menos de 500 euros al año; en Madrid es difícil encontrar algo por menos de 1.000.

Con la mayor sucede parecido. Ahora que es tiempo de corzos encontrarás precintos entre los 400 y los 1.300 euros según la zona y el terreno: suelen ser más caros los que poseen mejores siembras o mayor disponibilidad de agua o son famosos por la querencia de determinadas especies. Consulta otros anuncios para hacerte una idea de lo que se está pagando en otros cotos de la zona. 

5. Conoce a tus futuros vecinos de coto de caza

No es lo mismo que el coto que pretendes arrendar linde con una reserva, que cuenta con servicio de guardería y sufre una menor presión cinegética, que lo haga con un terreno libre o de aprovechamiento común donde cada domingo decenas o cientos de cazadores arrasan cada palmo de terreno propio y ajeno. Infórmate de a quiénes pertenecen los territorios vecinos, cómo están arrendados –si se trata de un contrato anual lo más seguro es que en ellos no se lleve a cabo ningún tipo de gestión-, si están correctamente entablillados y, en el caso de los de caza mayor, si se realizaron monterías o batidas en años anteriores y cuáles fueron sus resultados.