Esta modalidad, al igual que la chilla o las esperas, es un método muy eficaz para controlar la población de predadores que destaca por su carácter selectivo: en primer lugar, porque es el cazador quien decide, en el último momento, si da muerte o no al zorro. En segundo lugar, porque se lleva a cabo en una zona muy limitada –no suele rebasar los 150 metros– y con autorización tanto de la Administración como del dueño del acotado, por lo que no se molesta a otras especies. 

Cómo saber si hay zorros entre los paquetes de paja

Los almacenes de paja a la intemperie que acumulan los agricultores y ganaderos año tras año, formando un gran montón de alpacas fácil de ver a gran distancia, son lugares muy querenciosos para el zorro. Para detectar la presencia de raposos en estas madrigueras debemos observarlos desde lejos con ayuda de unos prismáticos, escrutando bien la parte más alta de las alpacas, que es donde suelen estar tumbados los días tranquilos. También podemos aproximarnos in situ para comprobar si nuestro ‘amigo’ ha fijado ahí su residencia: los machos suelen orinar en las esquinas del pajar, algo que descubriremos por el fuerte olor de su orina. También podemos detectar su olor en todas las entradas-salidas de la madriguera-pajar, observando cómo están de tomadas. También le delatarán los numerosos excrementos que habrá ido repartiendo por los alrededores, ya que este predador no es muy cuidadoso en cuestiones de higiene.

Acércate sin que te detecte

El desalojo de este tipo de madrigueras no es tarea fácil debido a las grandes dimensiones de los pajares y a que el zorro sabe que no tiene que salir a lo limpio, donde no tiene protección por no haber cobertura vegetal. Además, le estamos esperando nosotros, algo que en algunas ocasiones sabrá porque nos habrá visto llegar de lejos al tratarse de zonas despejadas. Le costará romper, saliendo y volviendo a entrar sin darnos tiempo a disparar. Para no ser detectados por su fino olfato, es requisito indispensable aproximarnos con el viento de cara. Para que sus agudos oídos no descubran lo que estamos tramando, las armas las tenemos que cargar lejos de las madrigueras, a una distancia tal que no escuche los cerrojos de nuestras repetidoras. Como no estamos solos, habrá que descargarlas en ese mismo punto cuando el director de la cacería indique que ésta ha terminado, de forma que al reunirse de nuevo todos los participantes no quede un solo cartucho ni en la recámara ni en el depósito de ninguna escopeta.

Cómo colocarse en el pajar

Hay que tomar posiciones con suma cautela, colocando las escopetas en dos de las esquinas, siempre en diagonal: de esta forma dominamos todo el pajar, pero los cazadores no pueden verse para así evitar accidentes. Además, hay que permanecer pegados al pajar para evitar que el zorro nos vea al salir de la madriguera. También es importante permanecer quietos y en completo silencio y no disparar hacia el pajar, siempre hacia fuera para no herir a los perros, que vendrán pisándoles los talones –hay que ser pacientes y darle tiempo para que den con nuestra presa–. Tampoco nos subiremos encima del pajar si no es necesario –sólo para buscar a los perros cuando haya pasado mucho tiempo sin verlos–. Si pisamos por encima detectarán nuestra presencia, y como el zorro teme más al hombre que al perro se enfrentará con éste o se encerrará en alguno de los muchos recovecos sin salir al exterior.

Caza del zorro en pajares
Los cazadores deben colocarse en los diferentes costados de la pila de paja para cubrir todos los posibles escapes.

Suelta los perros en la madriguera

Una vez colocados los cazadores, soltaremos al perro, que debe ir siempre atraillado –no más de un ejemplar a la vez salvo en madrigueras muy grandes o pajares con grandes dimensiones–. El perro, tras confirmar por los rastros la presencia del raposo en su cubil, penetrará en el interior para expulsarle, la mayoría de veces sin necesidad de contacto físico, pues en principio el zorro no quiere problemas y al detectar la presencia del can saldrá al exterior. No se le debe disparar en la misma puerta de la madriguera. Hay que dejar que se aleje unos metros –10 ó 15– para que no pueda regresar a su cubil.

Esta modalidad puede parecer fácil, pero un error como que suene un móvil, el cerrojo de las escopetas, toser… hará que el zorro reconozca estos ruidos como parte de un envoltorio cuyo contenido final es el hombre. Entonces hará uso de su astucia y conocimiento de las madrigueras, burlará al perro guareciéndose en lo más profundo del pajar y hará que éste tenga que demostrar sus cualidades para desalojar a su presa, incluso llegando al contacto cuerpo a cuerpo.

¿Qué perros son los más adecuados para cazar zorros en pajares?

Las razas idóneas son: foxterrier en sus dos variedades de pelo –duro o fino–, jagdterrierborder terrier, terrier de Lakeland y terrier de Gales. No es recomendable emplear aquellos que presenten un morfología con un ‘bassetismo’ –patas muy cortas– pronunciado –como el teckel, Jack Rusell, terrier de Sealyham, Cesky terrier…– y todos los que su altura a la cruz sea menor de 33 centímetros, pues en estos pajares podemos tener serios problemas para recuperarlos si son incapaces de salvar los desniveles que existen entre las alpacas de paja o si el zorro se acula en un pasillo de fondo de saco –a veces hemos tenido que esperar días enteros para que saliera nuestro compañero–.

cazar zorros en pajar
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¿Qué arma y cartucho utilizamos?

El calibre a emplear en escopetas suele ser el 12, con plomos del 4 hacia abajo hasta llegar al doble cero o perdigón zorrero y con no menos de 36 gramos de carga. Los chokes recomendables son los de 2 ó 3 estrellas, según la distancia de disparo. También se pueden utilizar redes para su captura en vivo –capillos– .