Para tener éxito en la caza de codornices en media veda no es suficiente con tener una buena densidad de africanas en nuestro coto; también es necesario organizarse y no dejar a un lado algunas básicas premisas, sobre todo si no contamos con la ayuda de un buen perro.

Sí, sabemos que es difícil colgarse varias sin la inestimable ayuda de un buen can, pero hay quien no cuenta con ellos por la razón que sea. Si es tu caso y no quieres quedarte en casa sin intentarlo, echa un vistazo a los siguientes consejos y ponlos en práctica esta media veda.

Ponte al fresco

En estos días la africana tiende a quedarse amagada y no saltar hasta que no la pisas. Ribazos, arroyos, terrenos junto a huertos y bajos más húmedos de las tierras con pasto serán el lugar idóneo para levantar las que ya están preparadas para sestear.

Pégate a la paja

Un cazador trata de levantar una codorniz echada bajo la paja. © Ángel Vidal

Ya que no cuentas con la inestimable ayuda de un perro deberás ser tú quien deba encargarse de levantar esas codornices que puedan estar amagadas bajo lo que ha quedado de la siembra de cereal. Si encuentras alguna zona donde aún no haya sido recogida, recorre sus carriles y ve levantándola cada cierto tiempo con el pie.

Caza el monte

Justo allí donde las primeras jaras del monte lindan con el llano codornicero, será el lugar perfecto para dar unas cuantas manos y tratar de localizar a las que aquí se han refugiado. ¡Mucho cuidado con ellas! Sus primeros quiebros pondrán a prueba tu destreza y la maleza entorpecerá tus disparos. Utiliza un choke abierto.

Organiza las manos

El que mucho abarca poco aprieta, dicen. Y en este caso, si además le añadimos que estás cazando sin perro, este refrán se cumple a la perfección. No será cuestión de querer recorrer más terreno que nadie ni de intentar llegar el primero a todos sitios a ver si levantamos las codornices antes de que llegue el vecino, sino de organizar un plan y saber ‘parcelar’ los terrenos que nos vengan grandes.

Repasa las lindes

Codorniz.
Codorniz. © JDG

Multitud de cazadores agachan la cabeza y comienzan a recorrer rastrojos a primera hora de la mañana olvidando que sus márgenes, las lindes, suelen albergar esas codornices que, amparadas por la vegetación, aguantan más y pueden darnos la oportunidad de ponerlas en nuestro punto de mira.