El estudio, realizado en Córdoba, demuestra que la «barriga negra» de los ciervos tiene que ver con la competitividad durante el celo.

16/10/2019 | Redacción JyS

Ciervo
Ciervo. / Shutterstock

Un estudio llevado a cabo por la Unidad de Investigación en Recursos Cinegéticos y Piscícolas de la Universidad de Córdoba ha demostrado que los ciervos se manchan la barriga con el objetivo de ser competitivos a la hora de tratar de aparearse.

La UCO ha explicado en una nota que la investigación relaciona las diferencias químicas en la ‘barriga negra’ de los ciervos con el nivel de competitividad de la población ya que, además del tamaño de sus cuernas o el porte del ciervo en sí, también utilizan las ‘señales químicas‘ que las hembras pueden detectar en condiciones de mala luz o a largas distancias.

La ‘barriga negra’ es una de estas señales químicas, descrita por la Unidad de Investigación en Recursos Cinegéticos y Piscícolas (UIRCP) de la Universidad de Córdoba y en la que los investigadores Eva de la Peña y Juan Carranza han conseguido profundizar.

Se trata de un rasgo sexual que aparece en el vientre de los machos de ciervo durante la berrea y esta mancha negra se va incrementando durante la época de apareamiento llegando a medir hasta 70 centímetros en ciervos maduros y se debe, principalmente, a que estos individuos se orinan sobre la zona repetidamente.

Carranza y De la Peña han conseguido relacionar la diferencia de compuestos que impregnan la zona de la ‘barriga negra’ con el diferente contexto competitivo de la población.

De esta manera, se ve cómo cuando el ciervo está en una situación de competencia intensa, en la que hay menos hembras que machos y la rivalidad es más alta, hay más compuestos destinados a potenciar la señal, que revelan su edad, rango de dominancia y condición física.

Sin embargo, cuando el contexto competitivo es menos intenso los perfiles químicos que se detectan en la mancha son similares a los de los individuos jóvenes, de tal forma que el macho de ciervo, en esta última situación, tendría que hacer menos esfuerzo por demostrar su valía.

Los compuestos encontrados, que son mayoritariamente m-cresol, ácidos benzoicos, compuestos aromáticos y alcoholes, servirían para conocer más sobre el individuo en cuestión, pero también comunicarían un rasgo social como es el contexto competitivo de la población.

Desde el punto de vista de la biología evolutiva, este estudio profundiza en la línea de la selección natural descrita por Darwin y contempla un elemento novedoso como es el hecho de que el animal es capaz de modular sus señales químicas ya no sólo dependiendo de su condición física, sino en función de lo que ve en su entorno social.

A partir de este punto, el grupo de investigación busca conocer qué significa realmente una mayor o menor proporción de cada compuesto, cuáles son sus rutas, sus diferentes perfiles protéicos o qué coste tiene para el ciervo depositar ahí esos compuestos con el objetivo de tener una visión de conjunto de la ‘barriga negra’ de los ciervos.