Después de que la Federación Sectorial Española de Armas y Municiones publicase en enero de 2019 un estudio en el que analizaba la incidencia y repercusión de la munición de plomo sobre las aves cinegéticas no acuáticas, ahora ha presentado la segunda parte de su estudio. En una nota enviada a los medios, la FSA ha dado a conocer el resultado de sus investigaciones sobre la incidencia de la munición de plomo en las aves no rapaces en el medio terrestre.

Este estudio tumba las manidas hipótesis ecologistas que aseguran que el plomo es perjudicial para las aves terrestres. Tanto es así que esta investigación asegura que la exposición al plomo existente en algunos animales investigados «hace pensar que quizá se haya producido una exposición ambiental a otras fuentes de Pb, sobre todo los procedentes de entornos urbanos».

Aves cazadas con acero

Para hacer este estudio más efectivo, y a fin de evitar que la munición de plomo contaminase las muestras recogidas, todas las aves analizadas fueron cazadas con perdigón de acero. Por este motivo, el nuevo estudio se llama: «Presencia de perdigones y niveles hepáticos de plomo en aves cinegéticas cazadas con munición sin plomo».

Empleando acero, los investigadores evitaron dos errores. El primero de ellos, la posible confusión a la hora de determinar el origen de los perdigones «sospechosos» de haber sido ingeridos y encontrados en buche, molleja o intestinos. Al emplear munición de acero en el muestreo en aquellas zonas donde únicamente se utiliza la munición de plomo, se garantiza que la presencia de perdigones de acero en el aparato digestivo de las aves muestreadas tiene su origen únicamente en el disparo y que cualquier perdigón de plomo encontrado no es causa del mismo.

El segundo: la posible contaminación de las muestras al emplear munición de plomo para el muestreo. Y es que, a lo largo de los diferentes estudios recogidos en la bibliografía científica, el empleo de la munición de plomo ha sido, con carácter general, el método seguido para la obtención de las muestras, hecho que ningún autor parece haber puesto en duda y que de algún modo podría poner en tela de juicio esta metodología de muestreo.

Sólo una perdiz con un perdigón de plomo en la molleja

Las especies elegidas fueron codorniz común silvestre, cazadas en la provincia de Zamora, perdiz roja aclimatada, en de Ciudad Real y paloma torcaz, muestreada en la provincia de Zamora. En total, se analizaron 94 aves, lo que lo convierte en el mayor estudio de este tipo realizado hasta la fecha.

Comparando los resultados del anterior informe de 2019 con los resultados obtenidos en este nuevo, resultan los siguientes porcentajes de población con «sospecha» de haber ingerido algún perdigón de plomo en el caso del estudio de 2019 y certeza en el de 2020:

A la vista de los resultados, se pone de manifiesto que la presencia de perdigones de plomo «sospechosos» de haber sido ingeridos por las especies muestreadas se reduce significativamente con respecto al informe de 2019, apareciendo únicamente un ejemplar de perdiz roja aclimatada con perdigones de plomo en la molleja, con la certeza de haber sido ingeridos. No se encontró ningún ejemplar con perdigones de plomo en buche o intestinos.

La concentración de plomo en hígado, por debajo de la media

Con respecto a las concentraciones de plomo en hígado los valores encontrados se podrían calificar de muy bajos, estando por debajo de la media de la bibliografía científica consultada. Comparando los resultados del informe de 2019 con el actual resulta:

Según los investigadores, es muy importante la reducción del número de ejemplares, tan sólo uno (el ejemplar de perdiz roja con perdigones de Pb en molleja) de 94, cuya concentración de Pb en hígado era elevada (7,189 ppm), siendo a su vez el único ejemplar que presentaba signos clínicos atribuibles a la ingesta de perdigones de plomo del medio terrestre.

En este estudio además han aparecido algunos ejemplares con concentraciones de plomo ligeramente superiores al valor, más exigente, considerado como contaminación ambiental (0,65 ppm) que hacen suponer que el origen del plomo no tenga nada que ver con la munición empleada en la actividad cinegética. Además, diferentes artículos científicos publicados recientemente introducen nuevas fuentes de contaminación por plomo en diferentes especies de aves, hecho que hace que aparezcan nuevas derivadas:

Finalmente, tan sólo el 1,06 % de la población estudiada tenía una concentración de Pb en hígado compatible con el consumo de perdigones de plomo, un valor muy bajo que además aparece en una especie no silvestre, en una perdiz roja aclimatada y cuyo singular origen puede intervenir en los comportamientos de ingesta o alimentación.

Varias conclusiones que señalan que la munición de plomo no perjudica a la fauna terrestre

Después de este estudio, la FSA ha subrayado varias conclusiones. La primera de ellas es que el empleo de munición de plomo para obtener muestras con el objetivo de determinar las concentraciones de Pb o la localización de perdigones de plomo en las aves muestreadas se revela como una fuente de errores. En lo sucesivo, cualquier estudio que se realice en tal sentido debe descartar el empleo de munición de plomo para el muestreo, a la vista del error que ello puede producir en los resultados.

En segundo lugar, el porcentaje de población con sospecha de estar afectado por el plomo es irrelevante. Tal y como se percibía, empleando munición libre de plomo (acero en este caso) y realizando el mismo protocolo, el porcentaje se sitúa en el entorno del 1 % (1,06 %).

Según los investigadores, esto implica que la munición de plomo empleada para la caza menor supone un riego nulo en el estado de conservación de las poblaciones estudiadas.

Por último, señalan que el problema de la presencia de concentraciones de plomo en aves del medio terrestre que «siempre ha sido atribuido al empleo de munición de plomo, una vez se abren diferentes vías de investigación (p.e. isótopos), se difumina a la vez que surgen nuevas fuentes de plomo».

PUEDES DESCARGAR EL ESTUDIO COMPLETO AQUÍ.

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