Los cazadores Saúl Fernández y Jaime Pacios, ambos de 30 años de edad, abatieron el pasado 5 de septiembre un ‘pequeño’ jabalí de 60 kilos de peso pero con unas imponentes defensas en una noche de espera realizada en un coto ubicado en las cercanías de Rimor, una localidad del municipio de Ponferrada (León). Además se da el hecho de que el viejo animal, al que le faltaba una pata delantera, había herido a un rehalero durante una batida de la temporada pasada.

Una espera por daños en una viña

Según ha explicado Fernández a la redacción de Jara y Sedal, su amigo le llamó porque le habían concedido permiso para llevar a cabo una espera por daños agrícolas en una viña, ya que los jabalíes estaban dañando la producción de uva de la zona, y no se lo pensó dos veces, acudiendo el pasado lunes con la esperanza de avistar algún destacable animal.

«Cenamos y fuimos para el puesto, situado en una viña que estaba totalmente comida por los jabalíes», explica Saúl a este medio. Tras llegar al lugar elegido, cargaron el rifle, colocaron una linterna en él con la que se ayudarían para identificar a los animales, y se sentaron a esperar. Sobre las 22:00 horas de la noche les entró la primera piara de jabalíes, ejemplares de pequeñas dimensiones, por lo que decidieron esperar.

A la media hora entró el viejo jabalí

A la media hora aproximadamente comenzaron a escuchar llegar, muy despacio, a este jabalí, que se les colocó a unos veinte metros del punto en el que se encontraban. Saúl y Jaime se armaban de paciencia y, sin hacer apenas ruido, el primero de ellos encaró el rifle apuntando directamente al codillo del animal.

El estruendo de la detonación rompía el silencio de la noche. «El animal cayó fulminado», explica el cazador sobre el apasionante lance. «Poco después nos llevamos la tremenda sorpresa de que era el ‘capitán Jack’, un viejo jabalí que había herido a varios perros e incluso a uno de los rehaleros que participaron en una batida durante la pasada temporada y que habíamos apodado de ese modo», explica el cazador.

Cuando cobraron la pieza, ambos jóvenes se quedaron sorprendidos por las dimensiones del trofeo del animal y por lo viejo que era, además de por haber ganado la batalla a un viejo conocido en la zona.

Un detalle más de las grandes defensas con las que contaba el animal. © S. F.

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